Dicen que en tiempos difíciles la Iglesia sale más
purificada. En el caso del Norte de Uganda, hay un dato que deja esa aserción
fuera de toda duda: lejos de intimidarse quienes se preparaban para el
sacerdocio, en años sucesivos aumentó el
número de seminaristas y también de ordenaciones sacerdotales. Si hasta el año 2003 apenas había una
ordenación anual y había años en los que ningún sacerdote nuevo se añadía al presbiterio
de la archidiócesis de Gulu, a partir de esas fechas ha habido
un flujo constante de seis o siete
ordenaciones al año. Un fenómeno que está renovando el clero de este lugar.
Más centrados en la pastoral, la oración personal y templados en experiencias
duras, los nuevos jóvenes sacerdotes de Gulu parecen estar más volcados en su
papel y en su misión que la generación anterior.
Algo muy parecido sucede con las vocaciones a la vida
consagrada. En Goma, la capital de Kivu Norte en la República Democrática del
Congo, congregaciones como las
Hermanitas de Jesús (fundadas por el padre Foucauld), las Carmelitas Teresianas
y las Misioneras de Nuestra Señora de África (Hermanas Blancas) trabajan en los
barrios más desfavorecidos con personas
discapacitadas , enfermos mentales, niños de la calle, o personas afectadas por
el VIH. A las puertas de estos institutos de vida consagrada llaman numerosos
jóvenes interesados en seguir vida religiosa, un paso importante que requiere
un periodo suficiente de discernimiento vocacional.
En las Iglesias Jóvenes existen también congregaciones
religiosas locales, casi siempre
fundadas por misioneros. En Uganda las más antiguas son las Banabikira (Hijas
de María) y los Banakaroli (Hermanos de San Carlos Lwanga), ambas con un siglo
de existencia.
En décadas más recientes han surgido otros institutos
masculinos, como los Marian Brothers o los Apostles of Jesus (este último, el
primer instituto africano exclusivamente misionero).
Interesante artículo de José Carlos Rodríguez.. Pincha aquí.
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Artículo extraído de la revista Misioneros del Tercer Milenio