Angela Chicharro y Juan Luis Moreno. Misioneros Seglares Vicencianos
“…Señor
Jesucristo, nos da miedo gastar la vida. Pero la vida Tú nos la has dado para
gastarla; no se la puede economizar en estéril egoísmo…” Gastar la Vida. Luís
Espinal. (Mártir jesuita, asesinado
en Bolivia) A principios de Septiembre, dábamos gracias a Dios en la
celebración de nuestro matrimonio con esta oración que queremos sea el lema de
nuestra vida.
Y empieza este nuevo año queriendo seguir
gastando la vida. Una vez más, en Bolivia, ahora juntos como matrimonio; una
vez más, junto a la comunidad de Misioneros Seglares Vicencianos; una vez más,
sintiéndonos Iglesia, enviados por nuestras respectivas diócesis, parroquias y
asociación. Y una vez más, con el apoyo incondicional de nuestras familias y
amigos.
Nuevos caminos por delante, una nueva etapa,
continuación de un año y pico de cambios de Mozambique a España, una vuelta
triste aunque, a la vez, inmensamente feliz y llena de ilusión por la misión
que me esperaba acá, un proyecto de dos con las raíces en la Misión y con las
ramas en el mismo “lugar”. Un año y pico de crecer personalmente y como pareja,
de conocerse y planear un presente y un futuro. Un año y pico de reencuentro
con la familia, de recuperar un poco el tiempo que uno se pierde debido a la
distancia, tiempo de conocer una nueva familia, de encuentros con los amigos de
siempre y de nuevos amigos que ya son como los de toda la vida.
Y en medio de todo y envolviendo todo Dios, en
cada decisión, en cada paso, en cada persona... Son muchas las veces que,
últimamente, he repetido que me siento privilegiada por este tiempo que ha sido
un regalo, un tiempo sosegado, de calma y a la vez agitado. Dios sabe darnos,
aunque a veces no nos demos cuenta, aquello que necesitamos en cada
circunstancia de la vida, sea más sencilla o más complicada.
Un pasado, un presente y un futuro queriendo
gastar la vida, lanzarnos a lo imposible, desde nuestra pequeñez, con el
corazón lleno de una continua acción de Gracias a Dios.
Nos despedimos con un regalo.
Juntos en la oración y la Misión: Ángela
Chicharro.
Jesucristo ha dicho: “Quien quiera economizar su vida, la
perderá; y quien la gaste por Mi, la recobrará en el vida eterna”.
Pero a nosotros nos da
miedo gastar la vida, entregarla sin reservas. Un terrible instinto de
conservación nos lleva hacia el egoísmo, y nos atenaza cuando queremos jugarnos
la vida.
Tenemos seguros por todas
partes, para evitar los riesgos. Y sobre todo está la cobardía...
Señor Jesucristo, nos da
miedo gastar la vida. Pero la vida Tú nos la has dado para gastarla; no se la
puede economizar en estéril egoísmo.
Gastar la vida es trabajar
por los demás, aunque no paguen; hacer un favor al que no va a devolver; gastar
la vida es lanzarse aún al fracaso, si hace falta, sin falsas prudencias; es
quemar las naves en bien del prójimo.
Somos antorchas que solo
tenemos sentido cuando nos quemamos; solamente entonces seremos luz.
Líbranos de la prudencia
cobarde, la que nos hace evitar el sacrificio, y buscar la seguridad.
Gastar la vida no se hace
con gestos ampulosos, y falsa teatralidad. La vida se da sencillamente, sin
publicidad, como el agua de la vertiente, como la madre da el pecho al niño,
como el sudor humilde del sembrador.
Entrénanos, Señor, a
lanzarnos a lo imposible, porque detrás de lo imposible está tu gracia y tu
presencia; no podemos caer en el vacío.
El futuro es un enigma, nuestro camino se interna en la niebla;
pero queremos seguir dándonos, porque Tú estás esperando en la noche, con mil
ojos llenos de lágrimas.