Velada Musical con Nico Montero
Hemos iniciado con el testimonio de
Nico Montero, cantautor creyente, profesor de filosofía, con amplio recorrido a
través de los lugares en dónde se encuentran muchos hermanos, lugares de
marginación desde donde el grito de la fe recobra significado y a la vez se
convierte en expresión de confianza. Su voz, es un don, es poesía hecha
oración. Él nos ha permitido vivir un momento diferente para estar con el Señor
y entrar en el grito de la humanidad que tiene ansia la felicidad y que recurre
a Dios como manantial de vida.
Coloquio con Don Carlos Osoro.
Monseñor Carlos Osoro, arzobispo de Madrid abrió la segunda
jornada del encuentro con un coloquio muy cercano y lleno de fe. A la pregunta:
¿Dónde está tu hermano? Don Carlos Osoro nos invitaba: “Jóvenes estamos
llamados a una nueva misión. Ser misioneros para anunciar el Evangelio y que
llegue a todos", solo con Dios podremos dar respuesta a esa
pregunta desde el amor. El amor no es una revolución de dar la vuelta a la
tortilla y que todo siga igual, para ello es necesario que ¡cambiemos el
corazón del hombre!
"Jóvenes SED MISIONEROS,
Jesús os ha convocado para ser sus testigos", "Jóvenes
viajad sin maletas llevar vuestra vida con la intención de darla. Gastadla para
los demás"; Se ha referido a la imagen de la Virgen de la
Almudena, diciendo que ella da a su Hijo a los demás. Ahonda en ello ya que el
descubrimiento de Jesús que es Dios procura alegría, sí, la alegría del
Evangelio. Y además ha dicho que los jóvenes tienen un radar especial para
captar las necesidades, por eso, el Señor los elige, como al apóstol san Juan.
Lo mismo pasa con los discípulos de Emaús, ya que junto al Señor se experimenta
algo especial, y al descubrirlo salen corriendo para anunciar. “Seamos
peregrinos guiados por el Evangelio como hacen los misioneros. El discípulo es
el que es capaz de hacer experimentar a los demás lo que sintieron los
discípulos de Emaús desde la alegría”. Ser imagen y semejanza de
Dios es ser amor y ese amor no debe guardarse para sí. El drama de la historia
es no conocer a Dios. Tres enfermedades están en nuestro mundo: el
desdibujamiento, la desesperanza y la desorientación Algunos jóvenes están
desmotivados porque no conocen a Dios, debemos mostrárselo con nuestras vidas
desde el amor. Seamos fuente de alegría, fuente de esperanza, llevemos el amor
de Dios a todos los lugares del mundo. El hombre no es inteligencia, es
libertad. Para darle nombre a Dios necesitamos el calor de alguien que nos
acompañe ¡la Iglesia!
"¿Cómo voy a dejar que un niño muera si es imagen
de Dios?" A la pregunta ¿dónde está mi hermano? La respuesta que
sigue es dar la vida. A propósito de los misioneros pregunta a los jóvenes
¿Quieres ser como ellos? Quieres ser misionero entregando tu vida a los demás?
Debemos buscar donde está nuestro hermano, en el necesitado, en el que sufre,
en el que nos necesita. Jóvenes y misioneros, es la unión perfecta para
profundizar en cómo entregarse más por los hermanos
Mesa redonda con Pepe Cabanach y Javier Alonso Sandoica.
Hemos tenido un ameno diálogo con Pepe
Cabanach y Javier Alonso Sandoica, ellos durante 10 años nos han acercado a los
excluidos en la misión en los 5 continentes. Ellos han realizado los vídeos del
DOMUND, de Infancia Misionera y Vocaciones Nativas. Ellos nos acercan a algunos
Territorios de Misión y al trabajo de los misioneros. Han querido trazar la
vida de los misioneros a través de las actividades que ellos realizan. Han
visto que en muchas misiones, donde los misioneros están suele ser un lugar
desahuciado en donde nadie mete pie. Los misioneros encuentran en estos lugares
una gran alegría, ya que su visión va más allá de la mirada humana, llega
donde otros no van, se queda cuando otros se marchan. Para ellos, el misionero
dice a su hermano: "tus deseos encuentran su plenitud en Dios".
En los misioneros se encuentran seres humanos llenos de
Dios, son santos de nuestro tiempo. "El misionero no está
arraigado a una tierra, el misionero está arraigado a una Persona", a
Cristo. El misionero discierne lo que Dios quiere: "nuestras
empresas nos las realizas tú" busca y acepta la voluntad de Dios.
El Misionero no tiene un horario y esto es porque su vida es para dar compañía,
sea a Dios sea a los demás. También es verdad que el misionero tiene que
conocer la cultura para que en un proceso, que suele ser lento, se anuncie a
Cristo. ¿Por qué los misioneros están ahí? como Dios se hizo hombre,
ellos se encarnan en el pueblo que les acoge, hacen como Cristo. Conocer a los
misioneros te cambia la vida, te das cuenta de una entrega de la propia
vida, no te quedas indiferente.
Visita al Cottolengo del P. Alegre.
Por la tarde hemos ido a visitar a las
hermanas en el Cottolengo de P. Alegre. Nos han acogido como en casa. Ellas nos
han sorprendido, Dios nos ha sorprendido en ellas y en todas las hermanas que
hacen comunidad con ellas. Ellas se dedican a los más necesitados de entre los
más necesitados. Lo hacen con una gran alegría, viendo a Dios en ellos, en
efecto, con su vida decían este es tu hermano, esta es tu hermana. En la lógica
de la fe, del abandono y de la confianza en la Providencia nos han dejado
callados y sin palabras. De hecho, ellas no piden nada para su
sostenimiento, no tienen salario, ni tienen subvenciones, tampoco aceptan nada
que no sea pura confianza en la Providencia. Una visita de amor y sorpresa. La
vocación de las hermanas Eva y Claudia igual de asombrosas como lo es
Cottolengo. Confianza ciega que nos da aliciente y nos hace ver cuánto nos
falta aún andar el camino de la fe y del abandono: Dios se preocupa de nosotros
y procura que no falta nada a los que le necesitan. La oración en la vida de Cottolengo
es fundamental, ya sea para las religiosas como para las mujeres que ahí viven.
Testimonio de la hermana Paciencia Melgar desde su
experiencia con el ébola.
El testimonio de la hermana Paciencia
Melgar ha sido un encuentro con un rostro sereno que nos transmitía mucha paz y
alegría y al mismo tiempo una gran fe con un corazón transformado. Ella, que se
enfermó de ébola y que vio morir a muchas hermanas y hermanos, inició
agradeciendo a las hermanas misioneras que fueron a Guinea Ecuatorial, en donde
ella nació, para dar ahí su vida por los hermanos. Ahí nacía también su
vocación, en ese dar la vida por los demás. Nos habló de su de su vocación
misionera invitándonos a escuchar la llamada de Dios. "Fui a
Liberia como mujer, misionera y obediente, por 'mis hermanos’, allí nos
sorprendió el ébola". “Mi hermano, dice ella, es todo mundo,
no importa la raza, no importa el lugar, no tiene barreras ni fronteras”.
Nosotros sólo tenemos que decirle, “hermano entra,
aquí está tu hermano”. Nos ha narrado brevemente lo que ha vivido, la
situación tan dolorosa y de tanta soledad y miedo que ha procurado el ébola.
Veía morir a sus hermanos y hermanas estando en el mismo lecho de dolor. Pocas
fuerzas pero suficientes para levantarse y dar una mano al otro. Sí, ella dice
que hay una enfermedad y que “nuestro mundo necesita una vacuna para
sanar la indiferencia, nuestro mundo necesita de nosotros para cambiar,
necesitamos gente buena para salvar nuestro mundo”. En otras palabras
es necesario cambiar nuestro corazón. "La tierra y el mar tiene
fronteras, el corazón no. Nuestro mundo sangra por el ébola de soledad y
pobreza". Nos quedamos sin palabras ante el testimonio de entrega
de la hermana Paciencia Melgar. Su testimonio ha sido una invitación, con todo
el corazón, para vivir la fraternidad que nos hace sentir lo que somos: hijos
de Dios.
Testimonio de corta duración en misión de jóvenes.
Después han seguido dos testimonios muy
bonitos de dos jóvenes, que han vivido experiencias de corta duración, uno de
María Jesús Romero, de Ciudad Real, que ha estado en Guatemala y el otro, de
Miguel Ángel Díez Tascón, de Madrid, que ha estado en Chad y Burundi. Ellos nos
han hablado como el corazón joven experimenta la fraternidad, igual que sucede
a los misioneros, que viven como hermanos con los más lejanos. Para María Jesús
y Miguel Ángel, su vida ha cambiado, ya no viven esta dimensión misionera solo
allá sino también aquí en España. De hecho, la misión cambia la vida, lo es
para los misioneros de toda la vida como para los que se acercan a la misión
por unos meses durante el verano. Ha sido una gozada escucharles y vibrar con
ellos de lo que la misión y los hermanos han obrado en ellos.
Amistad, hermandad, fe y enraizamiento en Cristo.
Este encuentro nos ha unido de tantas diócesis, de diversas
experiencias, nos ha afirmado más en Cristo y su estilo de vida. Nos ha
descubierto la fraternidad universal y la presencia de muchos hermanos. Se
crece en amistad, admiración y deseo de seguir a Cristo más de cerca. Se crece
en el deseo
de ver al hermano y no cerrarle el corazón, se crece en el deseo de no vivir
indiferentes al sufrimiento del otro, de compartir la vida como tantos
misioneros y misioneras y ¿por qué no? También en el deseo de preguntar al
Señor lo que Él quiere de la vida de cada uno de nosotros. Su llamada dulce y
suave es difícil de olvidar y la presencia de los hermanos es un recuerdo continúo
del Señor que llama.