Ángel García Rodríguez. Misionero Trinitario de Valdepeñas en Perú.
Queridos amigos y paisanos de mí querida diócesis de Ciudad Real:
Desde este
rincón de Lima en Perú en el día del DOMUND
os saludo y os doy sinceramente las gracias por vuestra oración y
solidaridad con los misioneros. Ahora entiendo desde esta realidad de misionero
al lado de los pobres y encarcelados en Perú, que la tarea del misionero es
como partir la fe y el pan de cada día, compartir el pan de la justicia, el pan
de la dignidad humana, el pan de los derechos humanos y el pan de la libertad
de los pobres, excluidos y encarcelados.
Os confieso
que nosotros, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos procedentes de
distintos rincones y pueblos de Ciudad Real, creo que no somos “héroes” ni nada
de eso que pueda sobresalir. Simplemente,
así me siento yo, y me considero
tan sólo un cristiano que intenta vivir su fe y seguimiento radical de Cristo
con mis luces y sombras.
Al llegar el
DOMUND, el domingo mundial de las Misiones, retrocedo con mi mente y mi corazón
a mis dieciséis años, allá en el convento de los Trinitarios de Valdepeñas.
Cerca del convento crecí, iba a misa y a la catequesis y después participé del
grupo juvenil. Era el año 1975 cuando estaba terminando el bachillerato en el
Instituto de Valdepeñas. Yo entonces con mis 16 años era para los amigos y mi
familia, “Angelito”, un chaval que
estaba haciendo el sexto curso de bachillerato. Y como a todo joven de esa
edad, soñaba y me divertía…Me gustaba la música, el baile, la fiesta, me
gustaba la vida para vivirla a tope…Recuerdo que tras los primeros
enamoramientos, mi ilusión era casarme, formar una familia y tener muchos
hijos...
Pero la
verdad a 38 años de aquellos sueños adolescentes aún no sé lo que ocurrió. Lo
cierto es que “Alguien” de muy arriba cambió el rumbo de mis proyectos e ilusiones.
Recuerdo que fue una tarde primavera cuando entré a rezar a la iglesia de los
Trinitarios en Valdepeñas. Y en la puerta había un cartel que decía: “Joven,
Cristo te llama, tú puedes ser misionero y
sacerdote”.
Tras ver
aquel rostro de Jesús que me clavaba su mirada a mi y no a otro y me invitaba a
mi a ser misionero, me quedé perplejo, confundido y con muchas preguntas. Y os
confieso que al principio yo mismo me reía de lo que leía, pues la verdad,
amigos, que yo no me veía de sacerdote ni de misionero llevando el evangelio a
otras tierras. Pero conforme fueron pasando los días, recuerdo que me fue
entusiasmando esa idea de que Jesús me llamaba, de que él me necesitaba. Y que
yo, Angelito, podría ser sacerdote, ser misionero, dar mi vida no sólo por una
mujer, unos hijos y construir una linda familia, sino que había algo más
preparado por Dios para mí. Que ciertamente yo podría ser “misionero”.
Y fue dar
aquel primero “Si”, dejar con pena a mi familia, amigos y a mi querido pueblo
de Valdepeñas, como después se fueron abriendo muchas puertas en el camino
misionero. Con 19 años ya estaba en Buenos Aires (Argentina) estudiando la
teología. Y tras mis ordenación sacerdotal en Valdepeñas hace 29 años, el
camino misionero comenzamos a desarrollarlo aquí en Lima trabajando en
parroquias, colegio, obras de promoción humana como dispensarios médicos,
comedores, talleres para la mujer. Pero mi sueño seguía siendo ir a la
frontera, a la selva peruana…
Misioneros
trinitarios en la selva de Perú
Y así fue
como el año 1995 abría un centro misionero en nombre de la Orden Trinitaria en
el Muyo, ceja de selva peruana. Junto con otro misionero de Miguel Turra nos
tocó organizar la gran obra de evangelización y promoción humana en 100
caseríos o pequeños centros poblados de campesinos. Allá había mucha pobreza,
no había luz eléctrica ni agua potable, la educación era muy deficiente y la
salud era de pena por falta de postas médicas y de personal sanitario.
Recorriendo
y evangelizando caseríos en la selva junto a las religiosas
Y los misioneros trinitarios con el apoyo y
solidaridad de la Iglesia, logramos reconstruir y levantar nuevas capillas, centros de catequistas, llevar luz
eléctrica a varios pueblos, apoyar con medicinas y apoyo de médicos en las
postas médicas, formar profesores, defender a las mujeres campesinas de las
campañas forzosas de ligaduras de trompas por el gobierno de Fujimori,
colocarnos al lado de los indígenas en la defensa de sus tierras. Y todo ellos,
los misioneros trinitarios durante 15 años lo realizamos en nombre de Dios y de
la dignidad humana de los campesinos marginados y olvidados de la selva
peruana.
Con mucha pena y ante la gran crisis de vocaciones por falta de sacerdotes y
misioneros trinitarios, después de 15 años de presencia misionera trinitaria en
la selva, tuvimos que entregar esta linda misión al Obispo. Realmente desde
aquí se percibe claramente el clamor de jesús: “La cosecha es grande y l os
obreros son pocos. Recen al dueño de la mies que envíen obreros”.
Misioneros
en la cárcel
Acompañando a los presos en la
procesión del Señor de los Milagros
Hoy aquí en
Lima mi labor de misionero la desarrollo como párroco de una gran parroquia de
más de 50.000 habitantes en donde además de la labor de evangelización llevamos
adelante una guardería infantil, dos dispensarios médicos, talleres de
promoción para la mujer, apoyo escolar para los niños más pobres y atención a
los pobres a través de Caritas. A la vez soy capellán del penal Ancón II. Es
una cárcel de 1200 hombres, 500 mujeres y 80 menores de alta peligrosidad.
También los
misioneros somos engañados y perdonamos
Y finalmente amigos, también
reconozco y confieso que los misioneros somos engañados y manipulados por los
que buscan utilizar los sentimientos de
dolor y sufrimiento de las víctimas paras sus “ratings basuras” de
ciertas cadenas televisivas de España. Algo que precisamente en este mes
misionero ha hecho el canal LA SEXTA de España con el reportaje “encarcelados”
grabado en el penal Ancón II donde soy capellán. Nos habían prometido realizar
un reportaje para concientizar del peligro que corren los españoles que vienen a por droga a Perú,
nos habían prometido plasmar la labor que realizamos la Iglesia y especialmente
los misioneros españoles en las cárceles. Y nada de eso apareció en el
reportaje. Y al fin hicieron su película presionando a los
presos a decir medias verdades y mentiras. Y lo más triste es cuando con su
medio televisivo de LA SEXTA han utilizado para su ratings a la madre de un
preso español. Algo doloroso que como ya escribí a la periodista de la SEXTA,
los misioneros también sabemos denunciar cuando hay verdad y no conjeturas.
Pero sobre todo los misioneros sabemos hasta perdonar en nombre de Cristo
Misionero a los que se equivocan como
los de LA SEXTA.
Una mujer
encarcelada española ruega a la Virgen María por su pronta libertad
Parece amigos, que me he extendido
un poco en esta carta que quería escribir a todos vosotros. No os canséis de
rezar por nosotros los misioneros, de rezar por los pobres, enfermos y
encarcelados con los que diariamente nos encontramos los misioneros manchegos
de Ciudad Real en cualquier parte del mundo en donde estamos presentes.
Un saludo de vuestro amigo y
paisano.
Ángel García
Rodríguez
Misionero
trinitario de Valdepeñas