Luis Aranguren Gonzalo para Antena Misionera.
Qué buena noticia para estas navidades: ya salimos del túnel
de la crisis. ¿O no? Y es que cuando los pregoneros del final de la crisis
alardean de cifras y porcentajes macroeconómicos aparentemente esperanzadores,
la realidad de tanta gente sigue hurgando en el ingenio para llegar al final
del túnel de cada mes. La cosa no está nada clara.
Hasta ahora llevamos cinco años donde el papel de las
familias y en especial, las pensiones de no pocos abuelos, han permitido
sostener los efectos perversos de tanto desempleo, tanto desahucio y tanta
nueva pobreza. Pero los últimos estudios al respecto nos advierten que esa red
de contención familiar se va haciendo añicos a una velocidad de vértigo. Y al
romperse la red, la gente sigue cayendo más abajo y continua siendo expulsada
más afuera.
Cuando nos anuncian que ya todo va a ir mejor, posiblemente
asistamos a una doble reacción: por un lado, la resignación del que piensa que
las cosas son así y “esto es lo que hay”, como si los procesos sociales se
rigieran por una extraña ley natural; esta es la postura expresada por no pocos
precarios, esa nueva clase social, encabezada por los jóvenes de las clases
medias. Por otra parte, estamos a punto de asistir a la radicalización creciente
de otros muchos afectados que malviven y se sienten indignados. El estallido
social está a la vuelta de la esquina y es preciso estar preparados, saber con
quién estamos, comprender por qué pasa lo que pasa, y acertar en nuestros
análisis y en nuestras tomas de postura.
Al anunciado final de la crisis le corresponde la audacia de
enfrentarnos con honestidad a la
realidad que nos cuentan y a la realidad que sucede. Sin más mentiras. De la
oscuridad del túnel podemos salir con la luz que aportamos cada uno de
nosotros, con nuestra creatividad, con nuestra inteligencia colectiva puesta al
servicio de alternativas viables, por
pequeñas que estas sean. Esa será la luz del final del cada día.
La estrella de Navidad prende en lo sencillo y humilde, signo
quizá del nuevo tiempo que hemos de inaugurar.