
Y
no es sólo un lema, es una verdad: Son muchas las personas que se han
encontrado con Jesucristo y ese encuentro les ha cambiado la vida, les ha
llenado de alegría y de esperanza. Pero de entre ellas sobresalen quienes se
han dejado inundar por el “manantial de
la acción evangelizadora. Porque, si alguien ha acogido ese amor que le
devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo a
otros?” (EG 8).
Y
entre ellos encontramos a los Catequistas Nativos, quienes se entregan de
manera generosa a evangelizar sus comunidades, presiden las celebraciones de la
palabra en ausencia del sacerdote, instruyen a los catecúmenos, animan y
lideran su comunidad.
Y
encontramos también, cómo no, a los sacerdotes diocesanos el IEME, que gozan
compartiendo vida y Evangelio con los hermanos de Asia, África y América, y que
son testigos del espíritu misionero de nuestras diócesis de España.
Que
no les falte nuestra oración, nuestra cercanía y nuestra ayuda económica a unos
y otros, para que todos vivamos “el gozo
de anunciar el Evangelio”.