Queridos amigos de la revista “Sur y sal”, un fraternal
saludo desde la Costa Norte Ecuatoriana, provincia Esmeraldas, lugar Santa María
de los Cayapas, situada en la selva a tres horas en lancha por el río Cayapas
desde tierra firme, unos 50 Km. Aquí me
encuentro sirviendo a la población afrodescendiente e indígena que pueblan
estos lugares. Permitidme hacer una reseña histórica que nos sitúa en la
llegada y asentamiento de los primeros grupos de negros cimarrones en las
costas de Esmeraldas en los años de 1553.
“…Por el mes de octubre, partió de Panamá un barco, siendo
parte la misma mercadería y un grupo de negros. El barco partencia a un Alonso
de Illescas. Después de 30 días de navegación pudo hallarse, doblado el Cabo de
San
Francisco en una ensenada. En aquel lugar bajaron tierra para descansar un grupo de tripulantes, y con ellos a 17 negros y 6 negras”.
“Mientras ellos estaban en tierra, se levantó un viento y
marea tan fuerte que hizo que el barco chocara contra los arrecifes de aquellas
costas. Los españoles, con dificultad, salvaron sus vidas; sin poder capturar
nuevamente a los esclavizados” (Miguel Cabello Balboa).
El cronista cuenta que “Con el transcurso del tiempo, por
medio de guerras y también alianzas, fueron expandiendo su poder y su fama por
toda la costa”.
Esmeraldas permaneció por muchos años sin influencia en el
país y sigue siendo una de las provincias más necesitadas. La mayor parte de la
población es pobre en un 95 a 100% y enfrenta una situación de injusticia y
discriminación, que los mantiene en la pobreza y relegados a trabajos y
ocupaciones marginales, careciendo de vivienda, tierra, y atención en educación
y salud.
La exclusión social son base en las condiciones étnicas y
culturales se convierte en un asunto preocupante, generando enorme frustración
personal, pérdida de autoestima y resentimiento. Mientras que en el plano
colectivo, esto va propiciando condiciones de aislamiento, marginalización y
pobreza. Se trata de un fenómeno que termina incrementando los índices de
violencia, desintegración de familias y subdesarrollo regional y nacional.
En términos generales, la pobreza y la exclusión social son determinantes
para el bajo desarrollo humano. Lo que demuestra que los afroecuatorianos
llevan niveles de vida empobrecidos, con bajos e insuficientes ingresos. De
modo que una vida empobrecida no solo demarca estigmatización y negación, sino
que además refleja la manera como unas comunidades han sido históricamente
segregadas del desarrollo y de las condiciones dignas de participación en la
vida productiva del país, de acceso a la riqueza y del pleno goce de las
ganancias y el excedente, para de este modo tomar parte activa en la vida
social, económica y política del Ecuador.
Sirva de ejemplo: El martes 16 de Mayo sepultamos a una madre de 35 años que bajo la
desesperación de su soledad, pobreza, marginación, no encontró otra salida que
suicidarse dejando a ocho hijos, el más pequeño de cuatro años.
Y Dios Padre, como a su hijo Jesús, me ha encomendado una
misión: la de atender a la niñez y juventud de la Unidad Educativa
Fiscomisional Santa María de los Cayapas, creada como escuela católica en el
años 1962 por la Misión Comboniana. Aquí estoy sirviendo como profesora y
Delegada de Monseñor Eugenio Arellano, Obispo del Vicariato Apostólico de
Esmeraldas. Ahora es presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana desde
hace unas pocas semanas. La primera vez en la historia de Ecuador que un obispo
de un Vicariato Apostólico es Presidente. Dios siempre está a favor del pobre.
Esta institución es la más aislada y pobre de los centros
educativos que existen en el Vicariato Apostólico de Esmeraldas, no hay
carretera y la única manera de llegar es por vía fluvial, como dije al
principio, con la presencia de tres ríos muy caudalosos que prácticamente
riegan a toda la zona norte de la provincia.
Por medio del bachillerato técnico en Producción
Agropecuaria el centro educativo brinda una extraordinaria oportunidad de
estudio y formación profesional de forma gratuita para los niños, niñas y
adolescentes pobres afrodescendientes y chachis de la zona, cuya finalidad es preparar
a la población joven de manera integral para que no abandonen sus tierras las
hagan producir, reduzcan el alto nivel de pobreza y mejoren sus condiciones de
vida. El único bachillerato en la zona que se le mantiene de manera
rudimentaria con herramientas manuales principales y comunes que son: el
machete, el azadón, la pala, el rastrillo, carretilla y bomba.
Animada por el Espíritu de Jesús, en estas tierras en el
encuentro con esta gente, caminando junto a ellos, se va luchando para seguir
haciendo presente el Reino de Dios.
Con la alegría de vivir el Evangelio entre los más
empobrecidos, les envió un fuerte abrazo fraterno deseando a todos que el
Espíritu Santo inflame en nosotros el Amor Universal a la misión de la
Iglesia.! Con cariño.