Luis Miguel Aviles Patiño. Sacerdote IEME en Cuba.
Perdonad que no escriba ahora
mucho, pero mi situación ha cambiado respecto de cómo me encontraba en
Cienfuegos. De momento, no tengo número cubano y por lo tanto no tengo acceso a
muchas cosas. Seguramente tampoco tendré de momento acceso a un carro y mi vida
es “guaguas y transporte como pueda, incluso para ir a celebrar a mis
comunidades. Eso me lleva mucho tiempo y lo resta de otras atenciones.
Acabo de llegar de celebrar misa en
un pueblo a unos seis km de Rodas. El pueblo se llama Congojas. La comunidad es
muy pequeña y muy débil. He alquilado lo que en Villafranca llamaban “isocarro”
o lo que es lo mismo un triciclo de motor, es lo más moderno que tengo por
aquí. Ha sido la primera misa tras el nombramiento. Esta mañana celebré en otro
pueblo que se llama Cartagena y aquí en Rodas. A Cartagena fui en un “Bruich
eight”, un coche americano de 1958. Como veis estoy supermodernizado. Aquí todo
lo bueno es de esta época que la gente conserva como puede.
Ayer estuve en las comunidades más
alejadas que tengo. Las llaman comunidades del campo. Desde Rodas fuimos hasta
la carretera o “autopista” que va desde La Habana a Santiago de Cuba a la que
atravesamos. Fuimos, pues íbamos un grupo de siete personas, en un “Chebrolet”
de la misma edad que el que hoy me ha llevado a Cartagena. Nos dejó en la
carretera y desde allí tomamos un “chiburiqui” (creo que es así como le llaman)
o camioncillo que nos llevó por caminos de tierra hasta la Lajita, pasando por
Lequeitio, Santiago de Cartagena y Maleza. Aquí también tengo comunidades. En
estos meses estos caminos de tierra nos cubren todo de polvo pues el chiburiqui
es un camioncillo que solo le cubre una lona. El camión se portó y llegamos
bien, recogiendo a toda la gente que iba andando por el camino.
En estos lugares y en Lajita más,
en lo más extremo de “mi territorio” la gente se desplaza a caballo. Todo como
en las películas del oeste. El único vehículo que pisa los caminos aquellos es
el chiburiqui o también la carreta tirada por caballo, e incluso bueyes. En
época de lluvias los caminos se hacen intransitables y se suspenden las visitas
a las comunidades de campo.
La comunidad me estaba esperando
con el catequista a la cabeza, Frank. Este es un señor que todo el mundo lo
aprecia. Es un verdadero misionero vocacionado, casado y con una hija. Frank se
visita toda la comunidad, da catequesis y celebra la Palabra con ellos. Después
del encuentro y palabras de bienvenida de la comunidad, les expresé mi
intención de visitarles y dedicarme a ellos también. Alguien salió y me dirigió
una décima poética que son muy populares por aquí, una poesía que apunté. Aquel
Señor con su sombrero vaquero fue recitando
Bienvenido
sacerdote
a nuestra
congregación
donde tiene la
oración
una altura de
mogote,
aquí los recibe
un brote
de cristiandad
infinita.
Este barrio de
Lajita
con ud encuentra
la calma
porque llevan en
el alma
a Jesucristo y a
Cachita
(denominación
popular de la virgen de la Caridad del Cobre).
Tras el protocolo fui con Frank,
dos personas de la comunidad y una religiosa a visitar a los enfermos y
personas mayores. De esta manera fui conociendo el batey (aldea) y a las gentes
que no habían estado en la acogida. Pude dar una Unción de enfermos y visité a
las personas que se encuentran solas viviendo en unas casas realmente pobres,
muchas de ellas con tejado de guano o de palmera, pero en una de las casas la visión
de dos hombres, hermanos mayores viviendo en una pocilga, la desolación fue
extrema. Me preguntaba si se podía vivir con mayor miseria y abandono, o con
mayor pobreza. La visión fue una llamada muy grande a mi corazón.
Pasé a saludar a la persona que regía
la tienda de alimentos con unas estanterías vacías y en medio de las tiendas
unos sacos de arroz y frijol. Yo me preguntaba qué podrían comer con un vacío
de cosas tan absoluto. En realidad no solo es algo que ocurre en el batey de
Lajita, es normal en los mercados de estas zonas rurales. En las tiendas no hay
nada y cuando llevan algo que pueden sacar con la cartilla de racionamiento se
forman colas inmensas y las riñas suelen ser constantes. La gente gana 10 euros
al mes. Qué se puede comprar con ello? Así que todo se vende y se acuerda en la
economía sumergida y la corrupción.
En cuanto a mí, estoy bien. Algunos
pequeños síntomas de asma han aparecido, de manera suave. Por aquí hay mucho
médico. La verdad es que el nivel de universitarios en las comunidades es
altísimo. Hay muchos médicos. Tengo también una gran suerte de tener una
comunidad de religiosas de la Congregatio Iesu. Aunque no vivimos cerca,
tampoco llega a haber una distancia grande. Ellas ya han tenido muchas
atenciones conmigo.
Rodas es un pueblo que está rodeado
de agua y quizás se note un alto grado de humedad. La parroquia está dedicada a
la Virgen del Carmen. Y la fiesta de la parroquia el 16 de Julio. El pueblo
está bien y es lo que llaman un municipio y por tanto hay vidilla. La gente de
los bateys y del campo viene a resolver sus historias y hacer compras aquí. Si
es que se encuentra algo por aquí por las tiendas, que la verdad sea dicha las
tiendas solo tienen estanterías vacías o a veces un par de pastillas de jabón,
un cepillo de dientes casi como muestra, una pena! Como toda Cuba las casas
recuerdan un pasado glorioso, pero solo lo recuerdan porque solo aparecen
fachadas mugrientas, desvencijadas. Quienes tienen algún familiar en EEUU o en
España y les mandan dinero, si es que encuentran pintura o cemento, tienen algo
más arreglada la casa, pero por lo general todo está como si una plaga de
filoxera dejara seco y raído todo.
El pueblo cubano le echa humor a su
situación, son gente “amorosa”, cálida y se toma las cosas con mucha paciencia
y resignación.