A comienzos de este mes
de julio, el Papa Francisco visitó Bolivia y el recibimiento fue en El Alto. Como
parroquia nos preparamos para la visita, tuvimos un encuentro de jóvenes de
diferentes parroquias, vinculadas a la compañía de Jesús, la nuestra, una de de
Oruro, y otra de Machacamarca, que pertenecen a otra provincia de Bolivia. En
el encuentro reflexionamos sobre lo que significa ser discípulo y misionero, y
conversamos sobre la figura del Papa. Terminado el encuentro fuimos como
parroquia a recibirlo.
El Papa, es un hombre de ejemplos y
gestos, sin detenerme en qué coche usa, cómo vive, etc. Pero el hecho de hacer
una visita, la primera que realiza a Sudamérica, y que sea a los tres países
más pobres es un gesto o un indicio y los tres encuentros en Bolivia, también.
Se reunió con los religiosos, con los movimientos sociales y con los presos de
una de las peores cárceles de Sudamérica. A parte de la eucaristía. En su
visita dijo cosas como:
“Me conmuevo cuando veo madres cargando a sus
hijos en las espaldas” refiriéndose a la mujeres, que no solo cargan a sus
hijos, sino las alegrías, las tristezas y la historia de su pueblo.
A los sacerdotes les dijo: “Algunos han
hecho de la identidad una cuestión de superioridad, ya no son pastores, sino
capataces”, les pidió cariño para el pueblo y escucharlo y no olvidarse de
donde vienen, de detrás del rebaño.
A los presos les dijo: “El que está ante
ustedes es un hombre perdonado, salvado de sus muchos pecados”.
De todas las frases quiero resaltar un
trocito de la homilía:
(El evangelio que se
proclamó fue el de la multiplicación de los panes y los peces). “A nosotros nos puede
suceder lo que a los discípulos de ayer, cuando vieron esa cantidad de gente que
estaba ahí, le piden a Jesús que los despida, mándalos a la casa, ya que es
imposible alimentar a tanta gente. Frente a tantas situaciones de hambre en el
mundo podemos decir: «Perdón. No nos dan los números, no nos cierran las
cuentas». Es imposible enfrentar estas situaciones, entonces la desesperación
termina ganándonos el corazón…
"En un corazón
desesperado es muy fácil que gane espacio la lógica que pretende imponerse en
el mundo de nuestros días. Una lógica que pretende dejar espacio a muy pocos, descartando
a todos aquellos que no producen, que no se los considera aptos o dignos".
"No es
necesario excluir a nadie, no es necesario que nadie se vaya, basta de
descartes".
Nos deja un mensaje de esperanza, de
unión, de no dejar a nadie fuera, de paz.
A mí me da dejó la impresión de un pastor cercano, que habla el lenguaje
de la gente, que quiere una iglesia de puertas abiertas, donde cabemos todos, y
donde, los que “estamos dentro” debemos acoger a todo aquel que se acerque, y
centrarnos en los preferidos de Jesús, los pobres y excluidos. Esto nos motiva
a seguir abriendo las puertas y a poner e Jesús en el centro de nuestra vida.
En el centro juvenil de la capilla,
seguimos con las actividades, continuamos con talleres y actividades de formación,
acompañados de una psicóloga y con alguna actividad extra.
Durante las primeras semanas de julio en
Bolivia hay vacaciones en los colegios, por el frío del invierno, durante esos
días, nuestro centro sigue abierto y este año, al igual que realizamos el año
anterior, tuvimos un campeonato de fútbol, participaron todos los chicos y
chicas del centro. Intentamos transmitir algunos valores, este año trabajamos
la tolerancia, el compromiso, la solidaridad, la inclusión y la no
discriminación, entre otros.
El objetivo es que los chicos y chicas del
centro puedan entretenerse con algo que les gusta y poder cerrar el semestre
con los valores que hemos ido trabajando durante el año. Ha sido un tiempo de
diversión, de competición y de compañerismo. Los equipos son mixtos, y sin
edades. Los que han destacado durante el año o los que queremos darles una
oportunidad, ejercen de capitanes y elijen a sus compañeros.
No tenemos el mejor campo, ni camisetas
para los equipos, pero no importa, lo hemos pasado muy bien. Los premios, una
medalla para cada uno, útiles para el
colegio, y una gran chocolatada.
Ahora nos preparamos para el campeonato
parroquial; Márcale un gol a la discriminación.
A nivel parroquial, hemos formado un grupo
de jóvenes, en realidad son los jóvenes de confirmación de la parroquia; hemos
visto la necesidad de realizar actividades complementarias a la catequesis, con
el fin de que los jóvenes vean el llamado a participar más allá de realizar el
sacramento. Nos reunimos cada 15 días, unos 60 jóvenes y tratamos los temas que
a ellos les llaman más: sexualidad, compromiso, valores, proyecto de vida, con
actividades lúdicas y dinámicas. Es una bonita experiencia que sirve para
unirlos y que vean todas las posibilidades que la parroquia les ofrece.
Cerraremos estos encuentros con un campamento y un retiro.
Y hablando de campamentos, en agosto
tendremos el campamento de los jóvenes rompiendo fronteras, grupo del servicio
jesuita a migrantes, para preparar su viaje a Arica, Chile, donde se reunirán
con jóvenes de Tacna, Perú, y Arica y Antofagasta, Chile, jóvenes de tres países
que pretenden hacer de sus ciudades, ciudades más hospitalaria, entre otras
cosas. El año pasado Jacob, José Antonio y Teresa nos acompañaron, este año los
echaremos de menos.
Y
este es un poco el caminar de nuestra parroquia, de nuestra comunidad de
comunidades.
Hasta
pronto
José
Adolfo