Luis Miguel Aviés Patiño. IEME. Texto extraido de la revista ID
Son escalofriantes las cifras de las personas que viven aún
en la pobreza extrema. Se habla de mil cuatrocientos millones en todo el mundo.
Pareciera como que las decisiones de los organismos internaciones fueran por un
lado y el mundo político funcionara y caminara por otro. Es como si unos
dijeran cosas que nos encandilan y quien pudiera poner su solución más afectiva
estuviera jugando con otras cartas. Me pregunto cómo se erradicará la pobreza
extrema de mil cuatrocientos millones de personas en siete meses, o incluso la
mitad, si es que ha de hacerse realidad la predicción de la cumbre del Milenio
de la ONU?.
Si los pobres extremos representan casi un 25 por ciento de
la población mundial la tarea es todavía abrumadora para reducir la cifra
incluso al 15 por ciento. En un mundo que lejos de afianzarse en la paz y la
solidaridad va camino de hacer más presentes en el mundo las violencias y los egoísmos
de origen nacionalista, religioso, social, económico, político y un largo
etcétera, cómo se hará posible este objetivo tan “humano”?.
Las múltiples dimensiones de la pobreza, que algunas
instituciones han venido en parte trabajando, requieren una acción coordinada y
global que luche contra sus causas desde diversos frentes. El PNUD tenía como
mirada de futuro que los gobiernos nacionales favorecieran el acceso a los
bienes productivos y vincularan los programas de lucha contra la pobreza con
las políticas económicas y financieras internaciones. Se pretendía que la
globalización beneficiara a los pobres a través del alivio de la deuda y la
inversión.
¿Pero qué pasa que no se avanza o los avances son mínimos y
van alternativamente cambiando? Las desigualdades sociales que están en la raíz
de los empobrecimientos son claramente estructurales y tienen que ver con la
injusticia y la exclusión creadas por un
sistema injusto y más que injusto perverso en su raíz. Tenemos un sistema
económico financiero especulativo y depredador de los bienes de la naturaleza y
de los recursos humanos, es ambicioso y codicioso hasta socavar todo intento de
humanizar esta indignidad. La iniciativa de declarar ilegal la pobreza pretende
ir a las causas del empobrecimiento y no detenerse en los síntomas que
conocemos suficientemente porque se trata de desenmascarar y atacar las causas
estructurales del empobrecimiento y de la injusticia que lo crea.
Las causas del empobrecimiento trabajan taimadamente a
través de leyes (que blindan los intereses de multinacionales frente a los
Estados soberanos, que blindan riquezas económicas de particulares), de
instituciones (pensemos en el FMI, en BM, en la OMC en la TROIKA), en prácticas
sociales y colectivas (apropiaciones indebidas de bienes comunes y públicos).
A finales del siglo
XIX se declaró ilegal la esclavitud, se han denunciado y perseguido legalmente
el s. XX genocidios, y en nuestros días tenemos que declarar ilegal la actual
situación de empobrecimiento que de igual modo presenta tal indignidad y
miseria humana que genera auténticos genocidios, con especial incidencia en la
población infantil.
LOS DOCE
PRINCIPIOS SOBRE LA POBREZA
1.- Nadie nace
pobre o elige serlo.
2.- La pobreza
es una construcción social. Pobres lo devenimos.
3.- NO es la
sociedad pobre la que “produce” pobreza.
4.- La
Exclusión produce el empobrecimiento.
5.- En
cuanto estructural el empobrecimiento es
colectivo.
6.- El empobrecimiento es
producto de una sociedad que no cree en el derecho a la vid y a la ciudadanía
para todos, ni tampoco en la responsabilidad política colectiva que garantice
estos derechos a todos los habitantes de la Tierra.
7.- Los procesos de
empobrecimiento se producen en sociedades injustas.
8.- La lucha contra la pobreza
(el empobrecimiento) exige en primer lugar luchar contra la riqueza (el
enriquecimiento) desigual, injusta y predadora.
9.- “El planeta de los
empobrecidos” ha ido creciendo cada vez más a causa de la erosión y de la
mercantilización de los bienes comunes perpetradas a partir de los años 70.
10.- Las políticas de reducción o
de eliminación de la pobreza aplicadas en los últimos cuarenta años han
fracasado porque estaban dirigidas a los síntomas (medidas curativas) y no a
las causas (medidas resolutivas).
11.- Hoy la pobreza es una de las
formas más avanzadas de esclavitud porque se basa en un “robo de humanidad y de
futuro”.
12.- Con el fin de librar a la
sociedad del empobrecimiento hay que declarar “ilegales” a las leyes, las
instituciones, las prácticas sociales y
colectivas que generan y alimentan los procesos de empobrecimiento.