Puri Muñoz Cortes. Voluntaria en Guatemala.
Suelo pensar, que tengo muy mal criterio
para hacer planes, porque luego llega Dios y los desbarata, así que últimamente
le expongo mi deseo y me dejo llevar por su voluntad.
Así fue como llegue a Guatemala, deseando
ir a Perú tras una misionera de mi pueblo.
María y yo llegamos a Guatemala capital
el 3 de agosto, expectantes ante el mes que nos esperaba. Al aeropuerto vino a
esperarnos el padre Rigo con un cartel pequeño de color naranja donde ponía
bienvenidas Puri y Mari. Recuerdo el camino al “Hogar” mirando por la
ventanilla del coche, Guatemala estaba en plena campaña electoral, colgaban
carteles por todas partes llenos de promesas, el bullicio, el tráfico, la
gente, los árboles, el color….crearon en mí una sensación de vida, que no me
abandono en todo el mes.
Cuando llegamos al “Hogar”, Pedro Laguna,
un voluntario que reside allí durante el curso escolar, nos dijo que ya estaban
organizadas las tareas que íbamos a realizar.
Trabajaríamos como apoyo en la escuela
de Doña Thelma y por las tardes en el Hogar, con los niños que iban allí a
refuerzo.
No voy a contar lo que hice, más bien
contaré lo que hacen, porque todo lo hacen día a día sin nosotras, y de igual
manera lo hubieran seguido haciendo si no vamos, incluso el que hayamos hecho
más o menos se debe exclusivamente a la generosidad de quienes nos han acogido.
La escuela de Doña Thelma, se llama en
realidad Capitán Víctor Manuel Barrios, es una pequeña escuelita, que esta
mujer dirige con mano firme, con un equipo de personas absolutamente
vocacionales, y volcadas en la educación de sus alumnos y alumnas, las vidas de
los niños y niñas que asisten a esta escuela están marcadas por la pobreza y la
violencia, a extremos que a mi entender son terribles. Doña Thelma lucha cada
día, con el propietario que es un “gringo” de buena voluntad y mucha
prepotencia, como casi todas las personas que llegamos del primer mundo, sin
entender profundamente las realidades de los países que visitamos.
Las situaciones de la mayoría de sus
alumnos son terribles, (mala alimentación, violencia, riesgo social….). No me
atrevo a describir ninguna, porque no quiero caer en el morbo, pero he
compartido, conversaciones con un niño del colegio, Gabriel, que me ha contado
cosas terribles de una forma tan fría, que costaba creer, que era un niño quien
hablaba.
Con todo esto, en esa escuela, se lucha
por formar, motivar y promocionar, a niños y niñas, con futuros más que
inciertos, con vidas de adultos, pero
con sueños de niños.
“El Hogar”, es la Misión que dirige
Pedro Jaramillo, necesitaría un libro para contar la actividad que allí
realizan, nadie para un minuto, los sacerdotes, los profesores, los chavales de
la residencia, la cocinera….. Todos mantienen una actividad frenética, para
sacar adelante este proyecto, que acoge a chicos adolescentes de zonas rurales,
además de alimentar e intentar reforzar en sus estudios a niños y niñas de la
zona en donde se encuentra la misión. Allí
además, Sor Margarita y Sor Pilar dos monjas
vecinas, que acogen chicas, también del zonas rurales, trabajan con las
mujeres, dan clases a adultos, además de intentar ayudar a familias, que estén
peor, que las peores. Gracias a ellas, hemos conocido los asentamientos, y
visto de primera mano, la situación en la que viven, muchos de los niños con
los que hemos trabajado.
A pesar de toda la actividad que tienen,
han sacado tiempo para enseñarnos algunos lugares de Guatemala, sitios
preciosos… Antigua, Amatitlan y sobretodo el lago Atitlan, ¡¡¡ Dios mío, que
hermoso!!! Apenas puedo describir la sensación que me causo verlo, apunto
estuve de llorar, y no soy mujer llorona.
En fin María y yo hemos intentado hacer
las labores que se nos encomendaron con el mayor entusiasmo posible, no hay
otra forma de pagar tanta generosidad, además, los voluntarios que llegan de
España, ponen el listón muy alto y niños y profesores no han dejado de
preguntar por ellos. (Recuerdos para todos y todas, que ganas de conoceros)
Me siento muy agradecida, tanto con el
“Hogar que dirige Pedro Jaramillo, y toda la gente que trabaja allí a diario,
el Padre Rigo, Pedro el voluntario, (como allí le decíamos),Doña Vale la
cocinera, etc….como con Doña Thelma, y todo su equipo, porque son personas, que
se enfrentan, a una realidad muy dura cada día, que trabajan sin descanso y en
unas condiciones muy difíciles, para hacer realidad el sueño de un mundo mejor,
y nos han regalado un hueco en sus actividades de cada día, para que nosotras jugáramos
un poco a ser solidarias durante un mes.
Pero claro, si es Jesús el que te ha
movido a tener esta experiencia, el que te ha dirigido hasta este lugar, es
para algo, no te quedas indiferente. En cada eucaristía en la que he
participado, cada oración en la Capilla del Hogar, en cada mirada de los niños,
he sentido a Dios de una forma casi
tangible, y es que Dios en Guatemala a pesar de todo está muy presente, como
cuidando, como consolando y a los que no somos de allí interpelandonos. ¿Y tú
que vas hacer con todo esto que te llevas?