Y celebrando la Asunción de María, terminamos este año con un buen sabor de boca. Todos: nuestros misioneros que han podido acompañarnos, familias, jóvenes, niños… todos como gran familia hemos disfrutado, rezado, reflexionado, y profundizado en el conocimiento de la Misión y la presencia de Dios, que nos llama y quiere enviarnos, entre nosotros.
Quedamos emplazados hasta el año
que viene. Ahora toca la evaluación para que todo sea, si Dios quiere, más y
mejor.