Un año más, la Huerta ha sido
testigo y albergue de la Escuela Misionera de Verano. 23 ediciones llevamos ya.
Y esta ha sido algo especial: Más de 45 participantes, de muy diversas edades,
procedencias y condiciones: Varios matrimonios con sus hijos, algún abuelo con
sus nietas, adolescentes que tenían interés en conocer algo más de la Misión de
la Iglesia, y muchos de los habituales, que no nos perdemos esta ocasión para
convivir, disfrutar, rezar, reflexionar, y profundizar en el conocimiento de la
Misión.
La casa se nos quedó pequeña,
pero nos hemos arreglado para repartir tareas y espacios, y sobre todo hemos
disfrutado y gozado de la compañía, los testimonios, y la presencia de Dios,
que nos llama y quiere enviarnos, entre nosotros.