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20/10/2016

" SALIR DE MI TIERRA Y DE MI MISMO"



 Miguel Pozuelo Utrilla. PP. Pasionista en Honduras
Evangelizar es comunicar el mensaje de Jesús, su proyecto de vida, su Evangelio… para evangelizar hay que sentir que te late el corazón y que te arde la boca de deseos de hacerlo… evangelizar es “salir de mi tierra y de mí mismo” para ir a los demás y a donde están los demás, para compartirles este mensaje. Jesús es el mensaje de nuestro Padre y Creador, que no nos ha dejado solos con nuestros errores sino que por su Hijo nos enseña cual es “el camino, la verdad y la vida”.
Si me entero de una noticia importante de un amigo, me falta tiempo para  comunicarlo a los que son amigos comunes; cuando hablamos con los vecinos comentamos novedades interesantes; quienes logran grandes descubrimientos los comunican para bien de toda la humanidad; cuando existe un grave problema social todos se inquietan, se interesan y buscan o desean que se encuentren soluciones… ¿cómo nosotros no vamos a comunicar  con entusiasmo el  Evangelio de Jesús que es camino de solución a nuestros males, que es la certeza de saber cómo construir un mundo más fraterno, que es conocer cuál es el verdadero sentido de la vida. 
Hay varios modos de “salir de la tierra de uno”,  salir para hacer realidad las palabras de Jesús: “¡enseñen a
todas las gentes!”.
Uno de los modos de “salir de mi tierra” es saliendo de mí mismo, y en mi relación con los demás  ser presencia y testimonio de Jesús y de su proyecto de vida. Un día mis catequistas orientaron mi vida hacia Jesús y en El encontré sentido a mi vida, eso que recibí y que valoro debo a mi vez transmitirlo a los que me rodean.
Otro modo de “salir de mi tierra”, es lo que hacen quienes motivados por principios humanitarios van a lugares lejos de su tierra, para ayudar a superar necesidades de otros pueblos, a veces incluso poniendo en  peligro sus vidas; y como dice Jesús “los que no están contra nosotros están con nosotros”,  así todas estas Personas están motivadas y hacen realidad con su trabajo los valores del Evangelio.
Como todos sabemos,  otras hermanas y hermanos” también salen sin salir de su tierra o de su casa” los enfermos que ruegan al Señor por quienes son misioneros de todas las maneras posibles,  en su tierra o fuera de ella; y los que oran al Señor para que envíe trabajadores a su mies y que le atinen a la misión, incluso quienes dan su aporte económico para facilitar todo lo anterior.
Los que están leyendo estas líneas tal vez piensan que me he ido “por los  cerros de Ubeda”, que aquí se trata de hablar de los misioneros que salen de la tierra donde se sacaron el carnet de identidad… bueno, yo soy uno de ellos desde hace 44 años,  ahora en Honduras;  pero no quiero parecer “la mamá de Tarzán”, como se dice en Honduras cuando alguien que se las da de importante; quiero valorar y considerar como mis hermanos
misioneros a todos los que enumeré arriba y seguramente muchos más que se me han quedado en el tintero.
Yo recibí el llamado de “salir de mi tierra” por pasitos, creo que el Señor conmigo no las tenía todas consigo…
Ø  Primero leí en un calendario una invitación a ser religioso porque era un camino recto a la vida eterna, y aunque ahora pienso que eso es un poco exagerado, aquello comenzó a trabajarme por dentro y al final me fui.
Ø  Más tarde leí y escuché sobre el trabajo eclesial que se hacía con tantísima gente a la que nadie ayudaba a comprender lo de Jesús y que llevaba una vida desorientada y de sufrimientos, eso me preocupó, me motivó, y me dio un empujón hacia adelante.
Ø  Al final me di cuenta que la mayoría de la humanidad padecía no solo una desatención espiritual o religiosa, sino que también padecía de indefensión y marginación a causa de estructuras injustas, llenas de inequidad, criminales… y que existía un mandamiento del amor que era el eje central del mensaje cristiano, sin el cual no hay ni auténtico seguimiento de Jesús ni auténtico humanismo… y ya no me importó tanto mi salvación personal sino la de los demás, pues en ello estaba mi propia salvación; entendí que el bien común era primero que el particular y que en ello estaba el verdadero sentido de mi vida y de mi fe cristiana… y decidí acercarme y estar entre los más pobres y abandonados.