Miguel Pozuelo Utrilla. PP.
Pasionista en Honduras
Evangelizar es
comunicar el mensaje de Jesús, su proyecto de vida, su Evangelio… para
evangelizar hay que sentir que te late el corazón y que te arde la boca de
deseos de hacerlo… evangelizar es “salir de mi tierra y de mí mismo” para ir a
los demás y a donde están los demás, para compartirles este mensaje. Jesús es
el mensaje de nuestro Padre y Creador, que no nos ha dejado solos con nuestros
errores sino que por su Hijo nos enseña cual es “el camino, la verdad y la
vida”.
Si me entero de una noticia importante de un amigo,
me falta tiempo para comunicarlo a los que
son amigos comunes; cuando hablamos con los vecinos comentamos novedades
interesantes; quienes logran grandes descubrimientos los comunican para bien de
toda la humanidad; cuando existe un grave problema social todos se inquietan,
se interesan y buscan o desean que se encuentren soluciones… ¿cómo nosotros no
vamos a comunicar con entusiasmo el Evangelio de Jesús que es camino de solución
a nuestros males, que es la certeza de saber cómo construir un mundo más
fraterno, que es conocer cuál es el verdadero sentido de la vida.
Hay varios modos de “salir de la tierra de
uno”, salir para hacer realidad las palabras
de Jesús: “¡enseñen a
todas las gentes!”.
Uno de los modos de “salir de mi tierra” es
saliendo de mí mismo, y en mi relación con los demás ser presencia y testimonio de Jesús y de su
proyecto de vida. Un día mis catequistas orientaron mi vida hacia Jesús y en El encontré sentido a mi vida, eso que recibí y
que valoro debo a mi vez transmitirlo a los que me rodean.
Otro modo de “salir de mi tierra”, es lo que hacen
quienes motivados por principios humanitarios van a lugares lejos de su tierra,
para ayudar a superar necesidades de otros pueblos, a veces incluso poniendo
en peligro sus vidas; y como dice Jesús
“los que no están contra nosotros están con nosotros”, así todas estas Personas están motivadas y hacen realidad con su
trabajo los valores del Evangelio.
Como todos sabemos,
otras hermanas y hermanos” también salen sin salir de su tierra o de su
casa” los enfermos que ruegan al Señor por quienes son misioneros de todas las
maneras posibles, en su tierra o fuera
de ella; y los que oran al Señor para que envíe trabajadores a su mies y que le
atinen a la misión, incluso quienes dan su aporte económico para facilitar todo
lo anterior.
Los que están leyendo estas líneas tal vez piensan
que me he ido “por los cerros de Ubeda”,
que aquí se trata de hablar de los misioneros que salen de la tierra donde se
sacaron el carnet de identidad… bueno, yo soy uno de ellos desde hace 44
años, ahora en Honduras; pero no quiero parecer “la mamá de Tarzán”,
como se dice en Honduras cuando alguien que se las da de importante; quiero
valorar y considerar como mis hermanos
misioneros a todos los que enumeré arriba y
seguramente muchos más que se me han quedado en el tintero.
Yo recibí el llamado de “salir de mi tierra” por pasitos, creo que el
Señor conmigo no las tenía todas consigo…
Ø Primero
leí en un calendario una invitación a ser religioso porque era un camino recto
a la vida eterna, y aunque ahora pienso que eso es un poco exagerado, aquello
comenzó a trabajarme por dentro y al final me fui.
Ø Más
tarde leí y escuché sobre el trabajo eclesial que se hacía con tantísima gente
a la que nadie ayudaba a comprender lo de Jesús y que llevaba una vida
desorientada y de sufrimientos, eso me preocupó, me motivó, y me dio un empujón
hacia adelante.
Ø Al
final me di cuenta que la mayoría de la humanidad padecía no solo una
desatención espiritual o religiosa, sino que también padecía de indefensión y
marginación a causa de estructuras injustas, llenas de inequidad, criminales… y
que existía un mandamiento del amor que era el eje central del mensaje
cristiano, sin el cual no hay ni auténtico seguimiento de Jesús ni auténtico
humanismo… y ya no me importó tanto mi salvación personal sino la de los demás,
pues en ello estaba mi propia salvación; entendí que el bien común era primero
que el particular y que en ello estaba el verdadero sentido de mi vida y de mi
fe cristiana… y decidí acercarme y estar entre los más pobres y
abandonados.