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19/12/2018

PREPARANDO EL REGRESO.

Clara Prado Día-Santos. Voluntaria en Misión en Perú.


Ya solo quedan unos días para volver a casa, tengo ganas, aunque sé que me va a costar la readaptación.

Creo que hice muy bien en venir porque ha sido una experiencia diferente a la que había vivido hasta ahora y muy enriquecedora. En Cajamarca, concretamente en Baños del Inca que es un pueblo al ladito de la ciudad, es donde está el Hogar Santa Dorotea para niños con discapacidad, hay unos 30, algunos permanentes y otros sí que tienen familia y se van en vacaciones. Las hermanas los tienen tan bien cuidados que da gusto verlos y están totalmente comprometidas no solo con su bienestar sino también en potenciar sus capacidades para que tengan un futuro lo más digno posible.

Allí además de ayudar en las labores diarias del hogar como cocina, limpieza, etc. sobretodo me encargaba por las tardes de acompañar a sus diferentes tareas a una de las niñas del hogar de 13 años que es sordomuda, eso me ha facilitado aprender lenguaje de señas y para cuando me fui ya me desenvolvía bastante bien al menos para entenderme con ella, estuve yendo también a clase de señas durante todo el mes, es una de las cosas que más disfrutaba. A veces también llevaba a su trabajo a Edwin, un joven con síndrome de Down que trabajaba en un centro comercial doblando ropa (gracias a los esfuerzos de la hermana Rosario también, que le consiguió el empleo y él lo disfruta muchísimo)

El resto del tiempo lo he pasado compartiendo con los niños en el hogar, estando más que nada. Son verdadero ejemplo en sí mismos y se aprende muchísimo de cómo es Dios, a su lado.

Finalmente no tuve oportunidad de conocer la selva, la hermana Rosario estaba muy interesada en que fuese para ver esa realidad pero al día siguiente de que yo llegase, ella tuvo que irse de urgencia a Lima por problemas de salud y estuvo fuera más de una semana, entre eso, que yo no disponía de tanto tiempo para el viaje tan largo de ida y vuelta que suponía (para ir a Iquitos hay que coger 2 vuelos ya que solo se puede llegar por mar y aire) porque quería estar en diciembre de vuelta en Chachapoyas, y que las monjas con las que intentaba enviarme Rosario no le respondían al correo, al final decidí que prescindía de esa oportunidad. 

Sin embargo, gracias a una trabajadora del centro con la que me llevaba muy bien  pude ir a ver otros dos hogares similares al Santa Dorotea que hay en 2 pueblos cercanos a Baños del Inca. Uno para niñas, con 65 en total y otro para niños con unos 30. Ambos en bastantes peores condiciones que el que yo ya conocía. Hay que tener en cuenta que estos pertenecían a una asociación (parecida a una ONG) y la llevan voluntarias italianas laicas, que los niños son enviados por la fiscalía pero  solo se sustentan de la beneficencia. Bueno, y ya de vuelta en Chachapoyas, de nuevo en la posta y con los niños del comedor, pero con la mente puesta en la vuelta inminente.

Es mucho lo que llevo en la cabeza y en el corazón, nos vemos muy pronto, espero que restéis muy bien.