Damián Diaz. Delegado de misiones de Ciudad Real
Ha hecho cien años, unos meses antes que Benedicto XV escribiera la Carta
Apostólica Maximum Illud, que ha dado
lugar a Francisco a convocar el Mes Misionero Extraordinario Octubre 2019, el
mismo Papa, tan preocupado y entusiasmado por el necesario espíritu misionero,
escribía al Arzobispo de Burgos Juan Benlloch pidiéndole la construcción del Pontificio
y Real Seminario de Misiones Extranjeras en Burgos, contando con la
colaboración de todo el episcopado español.
El canónico D. Gerardo
Villota fue el encargado de poner en marcha aquella obra, que tan grandes
frutos ha dado, tanto en Misiones, como removiendo la cooperación y el espíritu
misionero en nuestro clero y nuestras diócesis de España.
Bautizados y Enviados, ha sido el lema con el que hemos celebrado el Mes Misionero
Extraordinario antes mencionado. La conciencia de ser enviados porque y desde
el momento en que somos bautizados es patente en las jóvenes Iglesias, donde
sus miembros se convierten en difusores del Evangelio que ellos mismos apenas
acaban de recibir y creer. Muchos de ellos en calidad de catequistas o
responsables de sus pequeñas comunidades cristianas.
También entre los laicos de nuestras diócesis está
creciendo ese mismo espíritu misionero que les impulsa a una colaboración
personal más corta, de verano, o más larga, unos años o toda la vida, en el
proyecto de evangelización universal de Jesucristo nos dejó como último mandato
y testamento.
A unos y otros queremos tener presente este año en la
Fiesta de la Epifanía, solemnidad eminentemente misionera, en la que
representantes de toda la humanidad vienen a adorar, guiados por la estrella,
al recién nacido Hijo de Dios, Dios-con-nosotros.
A todos queremos ofrecer nuestro apoyo: Oración,
animación, y colaboración económica para el desarrollo de las tareas
evangelizadoras. Seremos generosos con ellos. Y de esta manera, también nosotros
nos sentiremos bautizados y enviados.
Un saludo fraterno.