Damián Díaz, director diocesano OMP Ciudad Real.
El segundo año de
este itinerario en el que los niños son llamados a recorrer el camino Con Jesús Niño a la Misión, nuestros
niños son invitados a acompañarle en su etapa de refugiado en Egipto. “Coge al niño y a su madre y huye a Egipto…”
escucha José después de la partida de los Magos. Y el pequeño se verá envuelto,
con su familia, en un episodio de persecución, sufrimiento e injusticia que
tantos otros han pasado y están sufriendo en nuestros días.
Nuestros niños, pues,
de la mano de la Infancia Misionera y caminando al lado de Jesús niño, van a
tener la ocasión este año de empatizar con todos aquellos que han tenido y
tienen que abandonar su tierra, marchar a lugares extraños, atravesando
avatares y peligros, a veces mal acogidos donde llegan, necesitados de ayuda y
de atención, pero sabiéndose mirados y queridos por Dios, que siempre ha tenido
especial predilección por los pobres y humildes, así como los perseguidos por
cualquier causa.
En un momento en que
hay peligro de que rebrote la xenofobia, nos sentimos hermanos de todos los
hombres, y, como los misioneros, también nosotros nos ponemos en marcha de corazón
para arribar a lejanos lugares, donde compartir lo que tenemos, y dejarnos
llenar por las riquezas de los que encontramos, como aquí nos llenamos de las
riquezas de las culturas que vienen a nosotros.
Misión de ida y vuelta, donde damos y
recibimos, donde no hay nadie tan pobre que no pueda compartir nada, ni nadie
tan rico que no necesite de los otros. Y nuestros niños, de la mano de la
Infancia Misionera, van llenándose de este espíritu fraterno y universal.