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21/10/2020

MEMORIAS DEL CONFINAMIENTO. BOLIVIA. ANTONIO.

   


Antonio Delgado. Sacerdote.

1.- ¿Cómo ha afectado el COVID-19 en La Paz?

El COVID-19 llegó a Bolivia el 10 de marzo, cuando se anunciaron los 3 primeros casos confirmados. 9 días después se reportaba el primer paciente confirmado en La Paz y desde ahí la curva de contagios comenzó a subir en todo el país hasta números muy alarmantes. Los picos más altos sobrepasaban los dos mil contagios en un día.  El gobierno nacional decretó Emergencia Sanitaria el 12 de marzo, decretando una cuarentena rígida en todo el país, con cierre de escuelas y cualquier actividad considerada no esencial. Eso permitió retrasar la ola de contagios, que tuvo sus peores momentos entre julio y septiembre. Las medidas de restricción de actividades comerciales pusieron a muchas familias en situación muy complicada de acceso a alimentos y a medicamentos; tanto por la dificultad para poder acceder a ellos en centros de abastecimiento, como por la falta de ingresos para adquirir los productos a precios que inmediatamente se dispararon en el mercado.

 

Las ciudades de El Alto y La Paz, si bien son ciudades distintas, se encuentran unidas. La Paz en la hoyada y laderas y El Alto en toda la planicie altiplánica. Ambas se caracterizan por tener mucho movimiento en las calles: desde el comercio informal con ferias y vendedores callejeros hasta los famosos cafés donde se encuentran los amigos. Todas esas familias dedicadas al comercio informal, se vieron, de golpe, sin ningún ingreso y ante un mercado escaso de alimentos y medicamentos fundamentalmente. El gobierno central estableció varias medidas de ayuda económica a las familias y el gobierno municipal repartió canastas solidarias a las familias más necesitadas y kits de medicamentos considerados esenciales para la mitigación de los síntomas.

 

Durante meses las calles permanecieron vacías, mientras que los hospitales se iban llenando de pacientes con alto nivel de carga viral, escaseaba el oxígeno y las farmacias adolecían por la falta de medicamentos esenciales para ayudar a paliar los síntomas del contagio. Aquí, como en todo el mundo, todos sufrimos la pérdida de un familiar o un amigo por culpa del COVID-19. Es triste contarlo, pero incluso se dieron situaciones en las que las ambulancias fueron registradas o incluso apedreadas y el personal de salud fue amenazado por personas que aprovecharon la pandemia para difundir un discurso que promoviera la inestabilidad política.

 

Sin embargo, el 1ro de agosto se declaró la flexibilización de las medidas, con la instalación de una cuarentena escalonada y condicionada, la que en el caso de La Paz, se mantiene hasta hoy.  En las últimas semanas mucho ha cambiado el panorama. Aunque en términos formales se mantienen ciertas restricciones, en la práctica la ciudadanía ha abandonado el confinamiento, sin tener en cuenta que el virus sigue entre nosotros. En las zonas más pobres y en El Alto, el comercio ha retomado su ritmo imparable y el clima político, cerca de las elecciones nacionales de octubre, ha acrecentado las dudas ante la pandemia.

 

A pesar de las súplicas de las autoridades de mantener un alejamiento físico y de no arriesgar la salud, los ciudadanos han continuado con sus trabajos y sus quehaceres callejeros. A pesar del miedo, los habitantes de estas ciudades demostraron ingenio, creatividad y solidaridad: millones de bolivianos apoyaron los negocios de emprendimiento local y novedoso. Los buses pequeños recorrían los barrios llevando verduras y frutas a los barrios y los comerciantes se dieron maneras de satisfacer las demandas de la población.

 

 

2.- Acciones de la Iglesia y las misiones particulares.-

 

En cuanto a la acción de la Iglesia, si bien las actividades religiosas y de culto fueron prohibidas también rígidamente en los primeros meses, la Iglesia no se quedó de brazos cruzados. Muchas Parroquias buscaron la manera y los recursos para llevar alivio a las familias más afectadas, y fueron muchas actividades que se pusieron en marcha para este fin. La Universidad Católica Boliviana “San Pablo”, que cuenta con unos 6000 alumnos y unas 600 personas entre docentes y administrativos y tiene 25 carreras logró inmediatamente poner en marcha un plan de adecuación metodológica para mantener a los estudiantes avanzando contenidos del semestre. Hoy se cuenta con las mejores plataformas de educación virtual a nivel mundial; también se ha ayudado con fondos propios a estudiantes trabajadores que vieron afectados sus ingresos, con becas que van desde el 10% para todos hasta el 70% en casos muy particulares. Lo que ha supuesto para la Universidad más de un millón de Euros (su equivalente). Los trabajadores administrativos autorizaron el descuento de una parte de su sueldo para destinarlo a un fondo que creó la Universidad para poder realizar donaciones a entidades de caridad, como el Hogar de Ancianos “San Ramón”, a cargo de la Hermanitas de los Ancianos Desamparados; el Psiquiátrico “San Juan de Dios”, a cargo de los Hermanos de San Juan de Dios; el comedor Popular San Calixto (de los Jesuitas) y otra obra en El Alto que trabaja con personas con discapacidad física. En total se han entregado como un equivalente a Euros 12.000.- a demás de una tonelada de harina.

 

En una campaña que se promovió con Caritas y la UCB (Universidad Católica Boliviana), se logró que se sumasen dos supermercados, en los cuales los clientes de la compra que realizaban, aumentaban un producto más y dejaban en unas cajas, llegando a entregarse más de 30 toneladas de productos alimenticios. De esa iniciativa se han repartido en varios centros de niños, ancianos, presos, migrantes, etc. Una parte fue entregada a la Parroquia de Santiago Apóstol de Achocalla (localidad urbano-rural y muy dispersa en medio de cerros de más de 3.600 metros de altitud, Parroquia en la que hace 10 años está a mi cargo); allí se pudieron ayudar con 10 productos por entrega a más de 130 familias de escasos recursos y con trabajos muy eventuales, siendo muy afectadas en estos meses de confinamiento. En total en la Parroquia se han entregado más de 1.500 Kg de alimentos.

 

Se hicieron muchas colectas, tanto para las localidades más afectadas en Bolivia, como para familias particulares o enfermos que necesitaban apoyo.  Y así transcurren todavía estos días. Las actividades de culto han vuelto a instalarse, aunque limitando altamente los actos religiosos presenciales y la cantidad de personas que pueden participar de las ceremonias. Fue en estos momentos de crisis donde pudimos encontrarnos como sociedad, como comunidad y es destacable la labor de la Iglesia que acompañó en todo momento a sus fieles.

 

Personalmente desde el 23 de marzo empecé enviando un audio por WhatsApp al grupo de administrativos de la comunidad universitaria, con una breve reflexión sobre las lecturas y santos del día. En breve esta reflexión se amplio a otro grupo de personas  y considero que está llegando diariamente a más de 500 oyentes, con mucha frecuencia  tengo respuestas agradeciendo estas palabras de aliento en esta pandemia tan complicada y que paulatinamente va cambiando el comportamiento de todos. Como Iglesia en general,  existe el sentimiento y los buenos deseos, de que la normalidad que un día - ojala, no muy lejano- alcancemos, sea para hacernos a todos más solidarios, menos individualistas y con mayor respeto entre nosotros, hombres y mujeres de este mundo, pero también un mayor respeto hacia toda la Creación.

 

P. Antonio Delgado Sánchez

Sacerdote nacido en Valdepeñas (10.02-54)

 Actualmente Incardinado en la Arquidiócesis de La Paz