Antonio Delgado. Sacerdote.
1.- ¿Cómo ha afectado el COVID-19 en La Paz?
El COVID-19 llegó a Bolivia el 10 de marzo, cuando se anunciaron los 3
primeros casos confirmados. 9 días después se reportaba el primer paciente
confirmado en La Paz y desde ahí la curva de contagios comenzó a subir en todo
el país hasta números muy alarmantes. Los picos más altos sobrepasaban los dos
mil contagios en un día. El gobierno
nacional decretó Emergencia Sanitaria el 12 de marzo, decretando una cuarentena
rígida en todo el país, con cierre de escuelas y cualquier actividad
considerada no esencial. Eso permitió retrasar la ola de contagios, que tuvo
sus peores momentos entre julio y septiembre. Las medidas de restricción de
actividades comerciales pusieron a muchas familias en situación muy complicada
de acceso a alimentos y a medicamentos; tanto por la dificultad para poder
acceder a ellos en centros de abastecimiento, como por la falta de ingresos
para adquirir los productos a precios que inmediatamente se dispararon en el
mercado.
Las ciudades de El Alto y La Paz, si bien son ciudades distintas, se
encuentran unidas. La Paz en la hoyada y laderas y El Alto en toda la planicie
altiplánica. Ambas se caracterizan por tener mucho movimiento en las calles:
desde el comercio informal con ferias y vendedores callejeros hasta los famosos
cafés donde se encuentran los amigos. Todas esas familias dedicadas al comercio
informal, se vieron, de golpe, sin ningún ingreso y ante un mercado escaso de
alimentos y medicamentos fundamentalmente. El gobierno central estableció
varias medidas de ayuda económica a las familias y el gobierno municipal
repartió canastas solidarias a las familias más necesitadas y kits de
medicamentos considerados esenciales para la mitigación de los síntomas.
Durante meses las calles permanecieron vacías, mientras que los
hospitales se iban llenando de pacientes con alto nivel de carga viral,
escaseaba el oxígeno y las farmacias adolecían por la falta de medicamentos
esenciales para ayudar a paliar los síntomas del contagio. Aquí, como en todo
el mundo, todos sufrimos la pérdida de un familiar o un amigo por culpa del
COVID-19. Es triste contarlo, pero incluso se dieron situaciones en las que las
ambulancias fueron registradas o incluso apedreadas y el personal de salud fue
amenazado por personas que aprovecharon la pandemia para difundir un discurso
que promoviera la inestabilidad política.
Sin embargo, el 1ro de agosto se declaró la flexibilización de las
medidas, con la instalación de una cuarentena escalonada y condicionada, la que
en el caso de La Paz, se mantiene hasta hoy.
En las últimas semanas mucho ha cambiado el panorama. Aunque en términos
formales se mantienen ciertas restricciones, en la práctica la ciudadanía ha
abandonado el confinamiento, sin tener en cuenta que el virus sigue entre
nosotros. En las zonas más pobres y en El Alto, el comercio ha retomado su
ritmo imparable y el clima político, cerca de las elecciones nacionales de octubre,
ha acrecentado las dudas ante la pandemia.
A pesar de las súplicas de las autoridades de mantener un alejamiento
físico y de no arriesgar la salud, los ciudadanos han continuado con sus
trabajos y sus quehaceres callejeros. A pesar del miedo, los habitantes de
estas ciudades demostraron ingenio, creatividad y solidaridad: millones de bolivianos
apoyaron los negocios de emprendimiento local y novedoso. Los buses pequeños
recorrían los barrios llevando verduras y frutas a los barrios y los
comerciantes se dieron maneras de satisfacer las demandas de la población.
2.- Acciones de la Iglesia y las misiones
particulares.-
En cuanto a la acción de la Iglesia, si bien las actividades religiosas
y de culto fueron prohibidas también rígidamente en los primeros meses, la
Iglesia no se quedó de brazos cruzados. Muchas Parroquias buscaron la manera y
los recursos para llevar alivio a las familias más afectadas, y fueron muchas actividades
que se pusieron en marcha para este fin. La Universidad Católica Boliviana “San
Pablo”, que cuenta con unos 6000 alumnos y unas 600 personas entre docentes y
administrativos y tiene 25 carreras logró inmediatamente poner en marcha un
plan de adecuación metodológica para mantener a los estudiantes avanzando
contenidos del semestre. Hoy se cuenta con las mejores plataformas de educación
virtual a nivel mundial; también se ha ayudado con fondos propios a estudiantes
trabajadores que vieron afectados sus ingresos, con becas que van desde el 10%
para todos hasta el 70% en casos muy particulares. Lo que ha supuesto para la
Universidad más de un millón de Euros (su equivalente). Los trabajadores
administrativos autorizaron el descuento de una parte de su sueldo para destinarlo
a un fondo que creó la Universidad para poder realizar donaciones a entidades de
caridad, como el Hogar de Ancianos “San Ramón”, a cargo de la Hermanitas de los
Ancianos Desamparados; el Psiquiátrico “San Juan de Dios”, a cargo de los
Hermanos de San Juan de Dios; el comedor Popular San Calixto (de los Jesuitas)
y otra obra en El Alto que trabaja con personas con discapacidad física. En
total se han entregado como un equivalente a Euros 12.000.- a demás de una
tonelada de harina.
En una campaña que se promovió con Caritas y la UCB (Universidad
Católica Boliviana), se logró que se sumasen dos supermercados, en los cuales
los clientes de la compra que realizaban, aumentaban un producto más y dejaban
en unas cajas, llegando a entregarse más de 30 toneladas de productos
alimenticios. De esa iniciativa se han repartido en varios centros de niños,
ancianos, presos, migrantes, etc. Una parte fue entregada a la Parroquia de
Santiago Apóstol de Achocalla (localidad urbano-rural y muy dispersa en medio
de cerros de más de 3.600 metros de altitud, Parroquia en la que hace 10 años
está a mi cargo); allí se pudieron ayudar con 10 productos por entrega a más de
130 familias de escasos recursos y con trabajos muy eventuales, siendo muy
afectadas en estos meses de confinamiento. En total en la Parroquia se han
entregado más de 1.500 Kg de alimentos.
Se hicieron muchas colectas, tanto para las localidades más afectadas en
Bolivia, como para familias particulares o enfermos que necesitaban apoyo. Y así transcurren todavía estos días. Las
actividades de culto han vuelto a instalarse, aunque limitando altamente los
actos religiosos presenciales y la cantidad de personas que pueden participar
de las ceremonias. Fue en estos momentos de crisis donde pudimos encontrarnos
como sociedad, como comunidad y es destacable la labor de la Iglesia que
acompañó en todo momento a sus fieles.
Personalmente desde el 23 de marzo empecé enviando un audio por WhatsApp
al grupo de administrativos de la comunidad universitaria, con una breve
reflexión sobre las lecturas y santos del día. En breve esta reflexión se
amplio a otro grupo de personas y
considero que está llegando diariamente a más de 500 oyentes, con mucha
frecuencia tengo respuestas agradeciendo
estas palabras de aliento en esta pandemia tan complicada y que paulatinamente
va cambiando el comportamiento de todos. Como Iglesia en general, existe el sentimiento y los buenos deseos, de
que la normalidad que un día - ojala, no muy lejano- alcancemos, sea para
hacernos a todos más solidarios, menos individualistas y con mayor respeto
entre nosotros, hombres y mujeres de este mundo, pero también un mayor respeto
hacia toda la Creación.
P. Antonio Delgado Sánchez
Sacerdote nacido en Valdepeñas (10.02-54)
Actualmente Incardinado en la
Arquidiócesis de La Paz