Aureliana Aguirre Rodriguez . Hija de la Pasión de Jesucristo.
En la Ciudad de México el COVID-19 ha sido fuerte; desde la
mitad del mes de marzo hasta la mitad de mayo, guardamos el confinamiento lo
más posible. Había cierta libertad de movimiento, pero cerraron las escuelas,
centros de estudio, negocios, construcción, templos, etc. y algunas estaciones
del Metro estaban cerradas para evitar aglomeraciones. Nosotras tenemos dos
escuelas en distintos barrios y se cerraron. Empezamos a trabajar de manera
virtual, con todas las dificultades que implica (tanto para los maestros, como
los niños y los padres de familia...). El curso terminó aprobando a todos, por
indicaciones del Ministerio de Educación.
Veíamos que pequeños negocios que están cerca de
nuestra casa se iban cerrando, entre ellas un sitio para lavar vehículos. En un
edificio de oficinas, cercano, han colocado una manta: Se renta o se vende TODO
EL EDIFICIO.
La crisis económica está siendo tan fuerte como
la sanitaria... Un día vimos que en la casa de al lado estaba la policía... Al
rato vino la hija de nuestros vecinos a decir que su hermano se había suicidado
(tenía 40 años, soltero, mantenía a sus padres ancianos y trabajado en el
lavado de carros). La reacción fue de querer ayudarlos, por lo menos que se
sintieran comprendidos y acompañados. Tuvimos la Eucaristía en nuestra capilla
(con las medidas convenientes) y ahí supimos que otro joven de la misma calle
había hecho lo mismo (suicidarse)... La tristeza fue grande, pero también los
deseos de renovarnos todos en la fe y la esperanza.
En unión con Caritas y con los jesuitas, hemos
creado una REVE (Red de vecinos),
que abarca 4 cuadras alrededor, dándonos los números de teléfonos, whatsap y
otros medios de comunicación, para ayudarnos en casos de más necesidad, sobre
todo con los mayores.
Cuando se cumplió un mes de la muerte,
celebramos otra Eucaristía y fue motivo de reunión... Igualmente el día 15 de
agosto, estas celebraciones, aunque no son multitudinarias, nos han dado la
oportunidad de dialogar, sentirnos comprendidos y alimentar nuestra esperanza.
Ahora estamos organizando un triduo virtual de
preparación a la fiesta de Nuestro Fundador y posteriormente una peregrinación,
virtual también, a la Virgen de Guadalupe.
En medio de las dificultades sentimos que Dios
está con nosotros y hemos pensado en ir compartiendo la Encíclica: Fratelli Tutti.
Unidas en oración y trabajo pastoral