“¡Vergüenza!”,
clamó el papa Francisco al conocer el fallecimiento, el pasado 3 de octubre, de
cientos de emigrantes frente a la costa de Lampedusa. Misioneros Tercer
Milenio se ha querido sumar al grito de dolor del Santo Padre y, bajo el
título “Un mundo de vergüenzas”, denunciar en sus páginas centrales otras
lacras que se dan en nuestro planeta; un reportaje que ofrece un recorrido
demoledor por la criminalización de la inmigración, la trata de personas, los
trapos sucios de la moda, la fuga de capitales de países pobres y el
acaparamiento de tierras.
La revista
también ha querido mostrar cómo los misioneros y misioneras encarnan mejor que
nadie esa Iglesia pobre y para los pobres que quiere el papa Francisco. El
reportaje “Pobreza, desafío y realidad de la Iglesia misionera”, es un documento lleno de
testimonios proféticos, como el de María Jesús Arandia, hermanita de Jesús, que
nos dice: “Optamos por vivir por y con los pobres, pero eso no significa que
elijamos y admitamos la pobreza. Esto no significa ir ‘contra’ alguien, sino
lanzar un ‘¡despertaos!’”.
Un toque de
atención a las conciencias, que también trata de darnos el editorial, el cual
profundiza en “El escándalo del hambre y la pobreza”; dos caras amargas de una
misma moneda que nos ofrece una realidad de datos obscenos, de situaciones
indignas para todo aquel que merece y debe ser tratado como persona: 842
millones de estómagos vacíos, 1.300 millones de personas que viven en una situación
de pobreza extrema... Y, entre tanto, 1.300 millones de toneladas de alimentos
arrojados a la basura y el aumento de un 10% de la riqueza de las personas con
mayor patrimonio, hasta alcanzar la cifra récord de 34,5 billones de euros.