Damián Diaz Ortiz. Delegado de Misiones
El IV Domingo de Pascua, domingo del Buen Pastor,
celebramos la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Momento especial
en que la preocupación constante que debemos tener por las vocaciones al
sacerdocio y a la vida consagrada se hace más específica y universal.
Este año, coincide con el último domingo de abril,
en que celebramos la Jornada de Vocaciones Nativas, promovida por la Obra
Pontificia de San Pedro Apóstol, y que tiene como finalidad ayudar a la
formación y el sostenimiento de las vocaciones que Dios suscita al ministerio
sacerdotal y a la vida consagrada en los territorios de misión.
Feliz coincidencia, porque nos pone delante de los
ojos y el corazón el florecimiento de las vocaciones en las jóvenes Iglesias, y
la generosidad de aquellas comunidades y sus miembros al oír la llamada del
Señor. Al tiempo que nos revela la precariedad de aquellos seminarios y
noviciados, y nos urge a ayudarles generosamente, para que ninguna vocación se
pierda por falta de medios para su formación.
