08/06/2017

MESES DE APRENDIZAJE.

Juan Luis y Angela. Misioneros Vicencianos en Bolivia
Queridos amigos de Sur y Sal:
Una vez más escribimos desde Bolivia para compartirles las últimas novedades.
En los últimos meses han pasado muchas cosas, el inicio de un nuevo curso escolar, nuevos proyectos que empiezan, nuevos apoyos… quiero aprovechar de manera especial para dar las gracias de todo corazón tanto a la Parroquia San Antonio de Villanueva de San Carlos y al GAM de La Solana, por el apoyo que han dado al Programa Imaynalla Kasanki. Sabemos que preparar las distintas actividades de animación misionera conlleva muchas horas de preparación y esfuerzo pero, todo ello, tiene su recompensa: a muchos niños y niñas se les regala un futuro mejor.
Pero, quizá, lo que más ha revolucionado nuestra “tranquila” vida, ha sido el nacimiento de África en el mes de Noviembre del año pasado. A estas alturas, nuestra hija tiene ya seis meses. Seis meses de muchos aprendizajes, de descubrimientos, de nuevas preocupaciones y esperanzas. ¡Nunca pensamos que tener un hijo alteraba tanto la vida!
Ser padres nos hace mirar con ojos nuevos este “oficio” de la paternidad y la maternidad. Nos hace volver la mirada a nuestros propios padres y madres: cuántos sacrificios, cuánto amor, cuánto apoyo incondicional… hemos recibido de ellos y seguimos recibiendo. Tenemos el mejor espejo en el que mirarnos. Pero no es el único espejo. Hay otro, o mejor dicho, otros.
Basta estar un poco atentos para recibir una enseñanza vital, en cualquier momento. Cuando vamos con África por la Cancha, haciendo compras, o cuando viene alguna mamá al Imaynalla siempre hay oportunidad para una lección: “Toma hinojo para tener más leche”, “Cuidado con el sol”, “Mira, si la envuelves así, su espaldita descansa más y está más calentita”, “Así se cargan las wawas en el awayo”… Estos consejos impagables son pequeñas cápsulas de sabiduría, casi ancestral.
Pero sobre todo, la vida de tantas familias bolivianas nos enseñan día a día, desde su ser callado y discreto. La vida de tantas mujeres (mamás, abuelas, hermanas mayores…) quienes,  con una wawa cargada en su espalda, otra de la mano, otra correteando unos pasos por delante de ella y otra en su seno, son  ejemplos de superación, de lucha, de esfuerzos, de esperanzas, de fe…  Ellas son verdaderas maestras de maternidad. “Leyendo sus vidas” se aprenden las cosas más esenciales y más importantes.
Dice el refranero que los niños vienen con un pan debajo del brazo… acá sería una rica marraqueta paceña.  África traía, debajo del brazo, cambio de horarios, rutinas, menos horas de sueño… pero, también nos traía, fuerzas renovadas para seguir trabajando para construir un mundo más justo, un mundo más fraterno. Ojalá sepamos hacerlo bien.
Un abrazo,

Juanlu y Ángela.