"El
hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que
enseñan, o si escuchan a los que enseñan, es porque dan testimonio", decía
el Papa Pablo VI.
Y discípulo es
quien escucha la enseñanza, se entusiasma con el testimonio del Maestro. Y Sigue
sus huellas. Él mismo vive en su vida la enseñanza y da su propio
testimonio de seguimiento del Maestro y cumplimiento de lo aprendido de Él.
Y Discípulo
Misionero es aquel que cree en Jesús, enviado, Misionero del Padre, y sigue sus
pasos, dispuesto a salir también él, para proclamar a los hermanos la Buena
Noticia, construir el Reino de Dios, y hacer partícipes de la Vida que mana de
la Muerte y Resurrección del Señor.
Todos nosotros
somos Discípulos Misioneros. Pero algunos siguen las huellas de Jesús de manera
más auténtica y radical. Son aquellos que, entusiasmados por la Misión,
disponibles para la tarea, han dejado casa, familia, amigos, cultura, y han
salido por el mundo a continuar esa misión que el Padre encomendó al Señor.
Un buen puñado
han nacido, se han criado y han recibido y madurado su fe entre nosotros, en
nuestros pueblos y parroquias. Son nuestros Misioneros Diocesanos.
A ellos
recordamos de una manera especial el próximo domingo 17 de junio, en el entorno
del aniversario del martirio de Vicente Hondarza, misionero diocesano de Ciudad
Real. Queremos que estén presentes en nuestras oraciones,
que sepan de nuestra
admiración y afecto, y que pueden contar con nosotros para sacar adelante sus
proyectos de Vida para aquellos hermanos.