Eloisa Muela. Misionera en Honduras.
Creo que Dios tiene un ‘plan’ para cada uno/a de
nosotros, adaptado y diferente según nuestras circunstancias, pero en el que
todos somos llamados a construir juntos un mundo mejor en el que de verdad haya
Justicia. Dios nos da la fuerza para intentarlo y conseguirlo, y nos
pone en el camino a personas que nos ayudan a realizar este plan.
Uno de estos planes es salir de la zona de confort en
la que estamos y dar ese ‘salto’ de servir a los más pobres lejos de nuestro
entorno, nuestra casa, amigos y familia. Es apasionante y gratificante, aunque
no es fácil, este peregrinar continúo intentando poner en práctica en nuestra
vida y transmitir a los demás la Buena Noticia del mensaje de Jesús.
La misión es una forma alegre, activa, reflexiva y muy
creativa de vivir el Evangelio,
por ejemplo, sirviendo a los que más lo necesitan, a los pobres entre los
pobres; niños, niñas y adolescentes con diversidad funcional y/o barreras en la
participación y el aprendizaje en zonas empobrecidas de la periferia de
Tegucigalpa y zonas rurales de etnia lenca, en Honduras, en donde Dios me ha puesto desde hace cinco años.
El proyecto en el que colaboro
intenta acompañarles a todos estos
niños y jóvenes en este proceso de desarrollo integral a través de
un programa de educación inclusiva de calidad en escuelas y centros infantiles,
implicando a todos los agentes que participan en los procesos de aprendizaje
(familias, profesores/as, jóvenes colaboradores, organizaciones,
instituciones…).
Esto es parte del trabajo que realizamos en Honduras en el
proyecto del Padre Patricio Larrosa (sacerdote misionero de la Diócesis de
Guadix que lleva 26 años en Honduras) y del Padre Álvaro Ramos (sacerdote
misionero de la Diócesis de Tegucigalpa que lleva 5 años en Honduras.), en el
que también colaboran Concepción y Lourdes Vega, misioneras laicas de
Granada desde la parroquia Santa
Teresa de Calcuta en la Arquidiócesis de Tegucigalpa.
ALEGRE.- La
alegría es una característica fundamental para entender y enfrentar cada día,
cada situación, cada encuentro.
En el proyecto es vital la actitud de los niños y
niñas, siempre alegres, ansiosos por aprender, por mejorar, por avanzar, por
dar y recibir cariño, por tener delante cada día un plato de comida, por cada
sonrisa y momentos cómplices compartidos.
También es vital la actitud alegre de los jóvenes
colaboradores. Alumnos y alumnas de las escuelas que estudian durante la
jornada de la mañana y colaboran de forma voluntaria por la tarde (o
viceversa), jóvenes de Bachillerato y de Universidad que estudian y a la vez
colaboran atendiendo a los niños y niñas y gestionando el proyecto. Niños y
jóvenes con muchas ganas de ayudar y de mejorar el mundo, que teniendo
aparentemente poco, comparten con alegría los dones que tienen, lo que han
recibido, sus ilusiones, su amor y su tiempo. 60 jóvenes que comparten su vida con los
que más lo necesitan, aún sabiendo que ellos tienen muchas necesidades.
ACTIVA.- No sólo hay que saber
escuchar el Plan de Dios para cada uno…luego hay que saber y poder decir ‘Si' y
comenzar la acción. Seguir el Evangelio implica asumir los problemas que
van a aparecer al actuar siguiendo el mensaje de Jesús, que no siempre
corresponde con las normas establecidas. Acompañar en el camino a las
personas con grandes problemas, necesidades y
dificultades, implica que tú también los vas a tener, y que gran parte de la
actividad va a consistir en intentar darles una respuesta y también en dotar de
herramientas a las personas para que puedan resolverlos…entender que una vez
que comienzas a andar, vas a seguir caminando, tropezando y levantándote, a
veces más rápido o más lento, en línea recta o en zig-zag, pero siempre en
movimiento.
Actualmente el proyecto atiende a más 600 niños, niñas
y adolescentes de los 4.700 que asisten diariamente a las 4
Escuelas y 2 Centros Infantiles del proyecto en zonas empobrecidas
de la periferia de Tegucigalpa. Existen 6 Espacios Psicopedagógicos en la zona
urbana. Un 20% de los alumnos/as presentan algún tipo de diversidad
funcional o discapacidad y el resto presenta diversidad específica
en sus procesos de aprendizaje. Es decir, un desorden en uno o más de los procesos
psicológicos básicos involucrados en la comprensión o uso del lenguaje, oral o
escrito, que puede manifestarse en la habilidad imperfecta para escuchar,
pensar, hablar, leer, escribir, deletrear o hacer cálculos matemáticos,
incluyendo condiciones tales como las discapacidades perceptuales, lesión
cerebral, disfunción general mínima, dislexia y afasia del desarrollo.
Además, estas niñas, niños y adolescentes tienen otras
variables que dificultan sus procesos de aprendizaje como es la desnutrición o
malnutrición, las situaciones emocionales tan difíciles a las que se enfrentan
desde pequeños, la poca cantidad y calidad de horas de descanso y sueño, la
falta de procesos de estimulación temprana, etc.
En la zona rural el paisaje educativo es similar pero
presenta diferentes desafíos. Existen dos Espacios Psicopedagógicos y dos Aulas
de Estimulación, éstas dedicadas exclusivamente a niños, niñas y adolescentes
con discapacidad que han quedado excluidos del sistema educativo formal y con
los que se desarrollan programas diferentes de estimulación y de preparación
para la vida independiente. Allí se atienden más de 300 niños y niñas,
prácticamente el 80% de los alumnos/as de los centros infantiles y escuelas
públicas de las comunidades rurales en las que trabajamos, necesitan asistir al
espacio psicopedagógico.
REFLEXIVA.- Hay
que hacer las cosas con mucho amor, y hay que hacerlas muy bien. La calidad del
trabajo realizado tanto a nivel humano como técnico no es impensable en los
proyectos desarrollados en comunidades tan empobrecidas. Todo lo contrario, de
otra forma no se puede abordar un proyecto.
La oración es clave para manejar estas situaciones,
estos tiempos, estos problemas y dificultades, y sobre todo para ser
agradecidos y valorar todos los logros conseguidos en equipo. Cada día, cada
instante suceden milagros que hay que saber mirar, escuchar y sentir, y que dan
sentido a muchas realidades difíciles de gestionar desde la ‘lógica’ adquirida
durante muchos años de aprendizaje nuestro…ahora toca seguir aprendiendo, pero
también ‘desaprendiendo’…por eso hay que dedicar tiempo para la oración, para
repasar desde el Evangelio el día, las situaciones, nuestras acciones o
nuestras ‘parálisis’, y para visualizar las siguientes etapas.
Los miembros de los equipos de los Espacios
Psicopedagógicos y Aulas de Estimulación están en constante formación para
atender de la mejor manera a los niños y niñas, así como para apoyar a sus
familias y a los docentes. Las reuniones y revisiones internas que realizamos
todos, nos ayudan a detectar las fortalezas y debilidades y poder así seguir
creciendo como equipo y como personas. Aprender a realizar autoevaluaciones, a
tomar decisiones y fomentar la capacidad de liderazgo entre los jóvenes
colaboradores es muy importante.
Tanto los niños y niñas que asisten a los Espacios,
como los jóvenes colaboradores son ‘proyecto’ y como tal, tienen que seguir
creciendo y formándose; cuánto más se aprende más y mejor se puede servir.
Es clave en proyecto el apoyo de las educadoras y de
los profesores y profesoras de las Escuelas y Centros Infantiles. Más de 140
participan en el proyecto realizando capacitaciones, formaciones periódicas y
colaborando con los planes de trabajo y adaptaciones curriculares, además de
todas las actividades que se proponen desde los Espacios Psicopedagógicos y
desde las Aulas de Estimulación.
CREATIVA.- Tenemos
una actitud alegre, damos el ‘Si’ para comenzar a actuar, destinamos
tiempo a la oración y a la reflexión… y ahora, ¿cómo mezclamos todo? Llegamos a
la parte más bonita de la misión: la creatividad en la vida diaria.
Cada día va a ser diferente, cada situación, cada
instante. En todo momento hay que estar tomando decisiones para facilitar y si
es posible resolver conflictos que se pueden presentar. También hay que estar
despierto/a en todo momento para disfrutar de los logros y saber mirar,
escuchar, sentir e interpretar los milagros que suceden a nuestro alrededor.
En este estado de ‘alerta positiva constante’ se
desarrollan innumerables procesos creativos que nos permiten conjugar todas
estas variables de alegría, acción y reflexión, para convivir con el
medio y sin desorientarnos dar las mejores respuestas posibles, flexibles y
adaptadas a cada situación en la que nos encontramos.
Cada Espacio Psicopedagógico consta de diversos
programas como Estimulación, Proceso Madurativo, Aprendizaje Funcional y Vida
Independiente. La diversidad en los problemas de aprendizaje hace que desde el
proyecto de Educación Inclusiva se investigue con ocho variables que afectan a
estos procesos. Una de ellas es el Espacio Psicopedagógico, pero además hay
otras: nutrición, diversidad visual y auditiva, psicomotricidad, lenguaje,
emocional, descanso y accesibilidad básica. Hay niños y niñas que su
aprendizaje se ve dificultado por una o dos variables, otros por cuatro o cinco
y algunos por las ocho. Con estas evaluaciones y con las entrevistas familiares
a de los docentes, se elaboran los planes de trabajo o adaptaciones
curriculares que son el instrumento con el que comenzamos a trabajar. Constan
de numerosas dinámicas, variadas y personalizadas en las que predomina la
estimulación sensorial como parte fundamental del proceso de aprendizaje.
Los jóvenes colaboradores van también comenzando a
trabajar y a pensar de esta forma y a reconocer las sinergias que se pueden
generar para conseguir los objetivos. Algunos de ellos intentan aportar
proyectos similares al proyecto en el que colaboran, en sus comunidades. Se
convierten así en agentes de desarrollo local, haciendo realidad ese cambio y
‘salto de calidad’ humana y técnica en los proyectos que promueven y que entre
todos apoyamos.
¿Cómo no se va a ayudar y acompañar a personas que sin
tener apenas nada quieren ayudar a otros que más lo necesitan? Hay que hacerlo,
con la mayor alegría posible, actuando de la mejor forma que sepamos,
reflexionando y fortaleciendo la iniciativa a través de la oración, para
hacerla real y sostenible de la manera más creativa posible.
Esta es una bonita misión: Estar ahí, con la gente que
más lo necesita, más pobre, acompañarles, aprender y desaprender, generar
proyectos sostenibles con y para ellos, ayudarles a crecer, a enfrentar y a
resolver problemas; descubrir, aceptar y poner en marcha el ‘plan’ de Dios para
nosotros, en definitiva, vivir con
alegría el Evangelio para construir un mundo más justo. El Evangelio, Jesús, sigue siendo la
luz potente que indica el camino del servicio a los más necesitados para
resolver los graves problemas del mundo, luz que llena el corazón de alegría y
esperanza.