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15/08/2012

SEIS DÍAS MISIONEROS QUE "CONTAGIAN"

 Por Verónica López. 
Diario La Tribuna de Ciudad Real


Ciudad Real acoge, desde el pasado 10 de agosto, la XIX Escuela Misionera de Verano en La Huerta de Carmela, un evento que ha sido organizado y convocado por la Delegación Diocesana de Misiones de Ciudad Real y que está dirigido a personas interesadas en compartir una experiencia de convivencia y formación, a responsables de la iniciación cristiana de niños o jóvenes y a chicos confirmados que buscan un hueco en la tarea pastoral de la Iglesia.

En varias parroquias de la diócesis existen grupos de animación misionera que, a lo largo del año, hacen encuentros «que pueden ser de una tarde, de un fin de semana o como esta vez, que son cuatro o cinco días», explicó el delegado de misiones, Damián Díaz. Además, comentó que el objetivo de estos grupos es dar apoyo a los misioneros durante todo el año, no en los seis días que dura la escuela misionera de verano.

La actividad ha contado este año con un total de 25 personas, aunque algunas han tenido que abandonar antes el encuentro por motivos de trabajo. Algunos de los participantes son misioneros y otros «llevan viniendo desde el principio y ya se han casado y tienen familia, por ello les invitamos a que vengan con los niños».

Según el delegado, aunque los grupos de misiones se ofrecen tanto a mayores como a niños confirmados a partir de 16 o17 años, en este curso no han participado menores. Por otro lado, no hay límite de edad para participar en la escuela porque «personas de 80 años pueden sentirse jóvenes», añadió.

«Se trata de encontrarnos y de darnos un tiempo de convivencia y formación», comentó Damián. Cada año se toca un tema diferente en torno al cual se desarrolla la semana. Este año se ha basado en la identidad misionera de los cristianos, en otras jornadas la Biblia, la solidaridad, los derechos humanos o el voluntariado, han sido los temas protagonistas.

Para organizar esta iniciativa, «nos repartimos los temas, preparamos las reflexiones, cada uno en su parroquia se lo 'curra' muy bien y luego, algún componente del grupo lo expone», explicó el delegado, aunque algunas veces invitan a gente para que cuente su experiencia personal.
Damián comentó que la gente repite en esta escuela de misiones porque «la misión es algo que te atrae y contagia y que quieres contagiar a los demás».



La misión. Gaetan Kabasha, misionero natural de Ruanda, visitó ayer la escuela de misiones de verano con el objetivo de contar sus experiencias, acompañarles y que no se desanimen, «porque están haciendo una obra grande».

Gaetan comentó que cuando sintió la llamada de ser sacerdote no sintió la de ser misionero, pero cuando estalló el genocidio en Ruanda tuvo que huir a otro país y así empezó su labor como misionero, desde entonces sólo ha estado como tal en una parroquia de la República Centroafricana.
El trabajo diario de Kabasha se basa en llevar la palabra de Dios a la gente y el desarrollo humano, para ello «es muy importante la buena voluntad y pensar que es posible», también los amigos han sido una parte muy importante del trabajo del misionero, ya que con ellos ha creado una asociación de ayuda que lleva a cabo proyectos de alfabetización y la formación de profesores, «todo esto, junto con el esfuerzo de la gente local», explicó.

La vida de un misionero es difícil porque conlleva muchos peligros estar en sitios con rebeliones”, comentó, pero también explicó que es “muy gratificante” cuando se ve la alegría y el reconocimiento de la gente y “te das cuenta de que vales para algo”.
Según Kabasha hay muchas maneras de ser misionero, no solo como tal, si no con los actos de la vida diaria.