Misionero en Filipinas.
¡Feliz Día
Mundial de las Misiones!. Es una alegría felicitaros este día otra vez desde
Filipinas. Como sabéis, después de 8 años de apostolado en Cebú y un año de
formador del Postulantado ahora estoy estudiando Licenciatura en Teología
Bíblica que si Dios quiere acabaré el próximo Abril 2013. Quiero compartir
también mi alegría con vosotros de haber cumplido el pasado 22 de Septiembre,
10 años de votos perpetuos y 17 años de vida misionera.
En este
testimonio me gustaría hablaros de la importancia de la inculturación en la
vida misionera. Para los que no os
resulte familiar esta palabra, inculturación significa la capacidad de
adaptación y asimilación de la cultura en la que uno vive. Eso significa que
tienes que dejar de lado muchos aspectos y actitudes de tu vida que son culturales y que si no dejan de lado
serían un obstáculo en tu relación con gente de otras culturas. Sin duda alguna
este es uno de los puntos más importantes para cualquier misionero: hablar la
lengua que ellos hablan, comer la comida que comen, vivir en las mismas
condiciones que ellos viven y llegar a
relacionarte con la gente como si de uno de ellos se tratara.
Cuando
llegue a Cebú en el año 2002 no sabía ni hablar inglés y mucho menos el
filipino. Así que mi primera obligación fue la de empezar a estudiar inglés que
aunque no es el idioma oficial de Filipinas es semi-oficial y todos los
filipinos lo entienden y lo hablan a distintos niveles. Cuando ya me manejaba
con el inglés me interesé en aprender el cebuano, que es la lengua que se habla
en Cebú y la mayoría de las islas de alrededor. Aunque el idioma nacional es el
filipino, en Cebú no lo hablan así que
serviría de poco aprender el
idioma nacional estando en Cebú. Sin duda este fue el primer milagro que Dios hizo conmigo aquí en Filipinas porque todos mis amigos en
España saben muy bien que si hay una asignatura que no me entraba en el
Instituto esa era el inglés…. ¡¡¡cuanto más otras lenguas más difíciles como el
cebuano!!! Fue en la facilidad que encontré en aprender idiomas cuando me
empecé a dar cuenta que lo que no consigue
la fuerza de voluntad por pasar
una asignatura lo puede conseguir fácilmente el amor por una gente y una
cultura. Hace dos años me asignaron en Manila y aquí tuve que aprender el
tagalo porque aquí no se habla cebuano. Después de haber aprendido cebuano, el
tagalo me resultó más fácil. No es todo romántico porque el aprender nuevos
idiomas lleva consigo también una especie de alejamiento de tus raíces para hacerte más universal: esa es la
cruz que el Señor nos pide a los misioneros, “deja tu tierra, tu gente y la
casa de tu padre y ve a la tierra que yo
te mostraré” como le dijo Dios a Abraham.
Otro aspecto
de la inculturación fue el de la comida. Como sabéis aquí en Filipinas, como en
casi toda Asia, no se acompaña la comida con pan sino con arroz blanco. Arroz
blanco quiere decir, sin sal y sin nada, arroz blanco puro y duro. Como
comprenderéis esa fue una de las cosas que me llevó tiempo de adaptación. En
cada comida mi estómago me preguntaba que dónde estaba el pan J y como me costaba comerme el arroz así, sin nada, pues
le solía poner soya para darle sabor. La soya es muy salada, así que la
consecuencia de poner soya en el arroz en el desayuno, comida y cena cada día
fue que después de 7 meses de llegar a Filipinas ¡¡¡tuve una piedra en el
riñón!!! En fin, como os podéis imaginar dejé de poner soya y empecé a comer el
arroz como ellos lo toman. Como veis la
inculturación en un proceso largo, que a veces es duro y a veces es fácil, pero siempre fascinante.
Os podría
contar muchísimas más experiencias referentes a mi proceso de inculturación
pero creo que lo importante en entender que la inculturación es un proceso de
amor, de interiorizar que lo que cada cultura tiene en tan bueno como la mía y
es una riqueza adquirirlo más que una perdida de identidad. A veces tenemos
miedo a adaptarnos a otras culturas porque nos da miedo perder nuestra
identidad, nuestro ser yo, pero me he dado cuento que nuestro ser nosotros solo
se encuentra de verdad en nuestro se Católico. Católico significa universal, kata
olikoj, de acuerdo con el total, o referente a todo u orientado hacia el todo.
Sólo se puede ser Católico cuando uno abre las puertas del corazón a otras
culturas y personas.
Celebremos
el Día Mundial de las Misiones con un corazón universal, Católico, que no tiene
miedo a perderse porque sólo si nos perdemos nos encontraremos a nosotros
mismos de verdad. Jesús lo prometió y os puedo asegurar que es verdad.
¡¡Un abrazo
muy fuerte desde Filipinas!!