Vicente Sánchez e Inma Naharro.
Algunos se
darán cuenta que ya no escribo este artículo sola, como Inma, ahora somos dos,
ya que el pasado septiembre me casé, y ahora Vicente y yo, somos familia en
Misión.
Nosotros nos
conocimos en la misión (y eso que somos de la misma diócesis), y es que Dios
sabe bien lo que nos tiene guardado. Llegamos al país de diferente manera, pero
con la misma vocación de servicio y entrega a los demás, para vivir una
experiencia.
Vicente: yo
llegé para realizar un voluntariado con las Hijas de María Auxiliadora, con las
cuales ya habiamos colaborado desde la ONG’D valdepeñera “Pueblos sin
Fronteras” a la que pertenezco. Junto a ellas implementamos la recién creada
oficina de proyectos de las Salesianas en las Antillas, amén de muchas más
labores que en la misión van surgiendo y que te hacen conocer un lado más humano
y cercano de las obras sociales que las hermanas tienen en el país.
Inma: como
saben, yo vine para realizar un compromiso misionero a través de la Asociación
Ocasha Cristianos con el Sur. He estado un año y medio en la frontera dominico
haitiana y desde hace año y medio estoy en la capital colaborando con la
Pastoral Materno Infantil. Esta Pastoral se encarga de trabajar la misión de
“Evangelizar desde el vientre materno, para que todos tengan vida y vida en
abundancia”.
Al mes de
llegar al país, un amigo nos puso en contacto y desde ahí surgió amistad, que
después se convirtió en una relación y que en septiembre formalizamos a través
de nuestro matrimonio regresando a Santo Domingo a continuar la misión como
familia.
Desde que Inma
se trasladó a Santo Domingo ha estado colaborando con la Pastoral Familiar de
una parroquia que los Jesuitas tienen en uno de los barrios “calientes” de la
ciudad. Los dos hemos estado participando de esa comunidad parroquial. El párroco
nos propuso acompañar a tres parejas más que estaban preparándose para casarse
en el mes de diciembre, teniendo la experiencia en los meses de octubre y
noviembre, de acompañarles en sus cursillos prematrimoniales. Tenemos que
compartirles, que ellos eran parejas de unión libre con muchos años de
convivencia y relación (una de 7 años; otra de 13 años y otra de 25 años). Para
nosotros ha sido una experiencia de escucha y aprendizaje.
Ahora, a
puertas de finalizar el compromiso de tres años, Dios no para de sorprendernos
y bendecirnos, ya que la nueva misión será la de ser padres el próximo verano.
La experiencia de tres años en el Caribe no nos ha dejado indiferentes y por
supuesto seguiremos allá donde estemos con estos valores que el pueblo dominico
haitiano nos ha enseñado.
Deseamos que tengan
un feliz 2015, esperamos que Dios nos regale la gracia de no ser indiferentes a
los hermanos/as.
Vicente e
Inma.