Antonio
Fernández Rodríguez. Sacerdote diocesano IEME, República Dominicana
Hola
amigos/as de la misión. A finales del mes de agosto regresé a la diócesis de
Barahona, después de un año de reciclaje pastoral y espiritual. Al llegar
encontré un nuevo obispo Mons. Andrés Napoleón Romero Cárdenas, de 48 años de
edad, con unos meses en la diócesis, nativo del centro del país, S. Francisco
de Macoris. Dos compañeros del IEME siguen trabajando en la diócesis, Raúl
Becerril y Luis Miguel González, de Palencia y Valladolid. Monseñor Rafael
Felipe, se ha jubilado y sigue colaborando en la diócesis de Santiago y en
Cáritas Dominicana.
Mientras
esperaba destino me di cuenta del impacto severo que la sequía prolongada había
hecho sobre los agricultores de montaña y de secano; el calor más agobiante
cada vez, nuevas plagas se han enseñoreado en los cultivos del café, frutales,
plátanos y hor talizas, sometiendo a más pobreza a los agricultores de la
región.
El obispo me
enviaba los fines de semana a celebrar a la parroquia de Duvergé, a 50 km de
Barahona, sin párroco desde enero y me acogió en su casa mientras me daba
destino. En dos semanas me nombró para Duvergé y delegado suyo en Cáritas-
pastoral social de la diócesis, con sus distintas instituciones. Así que divido
la semana de lunes a miércoles en Barahona y de jueves a Domingo en la parroquia
de Duvergé. Un diácono, Neftalí Féliz, atendía la parroquia. El 19 de
septiembre era ordenado sacerdote, el mismo día de mi 33 aniversario de
sacerdote, y fue nombrado vicario de
Duvergé y responsable de la Pastoral Juvenil Diocesana. La costumbre con los
recién ordenados es ponerlos junto a otro sacerdote más veterano y el obispo me
pidió acompañarlo.
La
parroquia Ntra. Sra. del Carmen de Duvergé, tiene algunos grupos
apostólicos: grupo Vida(formado por
mujeres profesionales), hermandad de Emaús de hombres y de mujeres, un grupo
carismático, dos ministros laicos
colaboradores, una hermana consagrada, dirigiendo la escuela infantil y algunas
pastorales funcionando. La parroquia tiene en su
patio un colegio de inicial con bellos niños de 3 a 5 años, unos 130, que
vienen en dos tandas, de 8 a 12 y después de las 2,00 hasta las 5,00 p.m.
Dos
sábados por mes tenemos escuela de teología para laicos, junto a la parroquia
de Jimaní, fronteriza con Haití. También pertenece a la parroquia una Escuela
Vocacional, administrada por militares, donde se imparten 15 cursos
técnicos-profesionales para cientos de personas. Muchos jóvenes vienen de
pueblos vecinos de la misma parroquia a recibir los cursos, por lo que hay que
ayudarles en el transporte, pues los cursos son gratuitos. Un desafío que
tenemos es ayudarles después a lograr conseguir algún empleo o emprender un
pequeño negocio con lo que han aprendido.
La
parroquia, además del pueblo de Duvergé, con unos 17.000 habitantes, tiene
otras comunidades: dos municipios,
Cristobal con unos 6.000 habitantes, Mella con más de 2.000, otros
con mil y pico habitantes, como La Colonia-Japón, Angostura-Proyecto, Vengan a
Ver, Baitoa y Puerto Escondido. Las distancias no llegan a más de 30 minutos en
vehículo, desde Duvergé, pero sentimos
la necesidad de trabajar pastoralmente en los pueblos que dependen de la
parroquia, a los que apenas podemos asistir a celebrarles la misa. La presencia de evangélicos en muchas
comunidades es mayoritaria, hay poca presencia de católicos formados en varios
pueblos, con pocos niños y jóvenes en la comunidad cristiana, por falta de
quienes los acompañen.
En Duvergé
hay 11 comunidades-casa misión repartidas por los barrios del pueblo, de gente
que ha ido envejeciendo en ellas, con fe firme, pero con poca renovación de
personal.
Estamos
fomentando los bautizos de adultos, la 1ª comunión de adultos que no lo habían
hecho por no estar casados y ahora viven sin pareja, de matrimonios, que suelen
llevar muchos años viviendo juntos. También en la pastoral juvenil preparamos a
los jóvenes a recibir el bautismo, pues muchos no están bautizados. La misión
evangelizadora está lenta, pero es una prioridad de la diócesis que tenemos que
retomar, así como la formación permanente de los adultos
La diócesis
de Barahona, desde sus pastorales sociales ha apoyado algunos proyectos de
agricultores para producir aguacate, hortalizas, plátanos, en dos comunidades
de la parroquia, producción de miel, a una cooperativa de mujeres y producción
de peces (tilapias), en jaulas, en un embalse usado para el riego agrícola.
Acabaron los fondos del proyecto, pero la iniciativa productiva sigue.
En la Pastoral Social-Cáritas de la
diócesis, en Barahona, acompaño a las
instituciones que trabajan, a su personal. Ahora los proyectos están escasos,
con lo cual hemos tenido que prescindir de personal que ha trabajado por años
ayudando a los pobres de la región, sobre todo en proyectos agrícolas, de salud
y de reconstrucción después de los desastres naturales que nos afectan
cíclicamente.
Nos preocupa
mucho la situación de miles de retornados a Haití, en campamentos improvisados
en la frontera, insalubres, sin agua, sin letrinas, sin comida, esperando la
respuesta imposible de autoridades haitianas, que llevan aplazadas las
elecciones varios meses, sin solución
aún.
A partir de
julio termina el plazo de regularización de los inmigrantes haitianos y miles
más tendrán que regresar a una tierra que no puede sostenerlos. En Duvergé me
he acercado a ellos y les estoy brindando información y apoyo para su
documentación, y la de los hijos que han tenido en este país que tengan
posibilidad de conseguir acta de nacimiento(siempre que los padres estén
legalmente). Algunos se están incorporando a las celebraciones de la parroquia.
Desde Cáritas de Barahona estamos
realizando encuentros con las cáritas haitianas de las diócesis vecinas de
Puerto Príncipe y Jacmel, de cara a trabajar proyectos similares ante
situaciones parecidas de nuestra gente. También realizamos talleres para ayudar
a formar cáritas-pastoral social en aquellas parroquias que lo necesitan, o
fortalecer los grupos que ya están trabajando.
La diócesis
de Barahona ha cumplido 40 años de constituida y hemos celebrado algunos actos
conmemorativos agradeciendo a Dios los 3 obispos, los muchos misioneros que han
evangelizado en ella y tantos servicios sociales, educativos, agrícola, en
comunicación que ha prestado a la región en estos años.
La región
está esperando el arranque de grandes inversiones turísticas, que generen
empleo, dinamicen la economía y ayuden a combatir la pobreza que hay.
Después de
estas elecciones en mayo se esperan varias acciones de gran envergadura, aunque
la gente se desanima, pues se dilatan mucho las promesas.
Seguimos
acompañando esta diócesis y este pueblo sureño. Cada vez con más conciencia de
las limitaciones en el trabajo de lo que nos gustaría y de lo que se puede
hacer pero, como dice el papa Francisco, "el tiempo es más grande que el
espacio", no todo se puede hacer de momento, sino poco a poco.
Bendiciones
a todos y a todas
Antonio
Fernández Rodríguez, R. Dominicana.