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17/06/2016

NUEVA ETAPA MISIONERA

Antonio Fernández Rodríguez. Sacerdote diocesano IEME, República Dominicana

Hola amigos/as de la misión. A finales del mes de agosto regresé a la diócesis de Barahona, después de un año de reciclaje pastoral y espiritual. Al llegar encontré un nuevo obispo Mons. Andrés Napoleón Romero Cárdenas, de 48 años de edad, con unos meses en la diócesis, nativo del centro del país, S. Francisco de Macoris. Dos compañeros del IEME siguen trabajando en la diócesis, Raúl Becerril y Luis Miguel González, de Palencia y Valladolid. Monseñor Rafael Felipe, se ha jubilado y sigue colaborando en la diócesis de Santiago y en Cáritas Dominicana.
Mientras esperaba destino me di cuenta del impacto severo que la sequía prolongada había hecho sobre los agricultores de montaña y de secano; el calor más agobiante cada vez, nuevas plagas se han enseñoreado en los cultivos del café, frutales, plátanos y hortalizas, sometiendo a más pobreza a los agricultores de la región.

El obispo me enviaba los fines de semana a celebrar a la parroquia de Duvergé, a 50 km de Barahona, sin párroco desde enero y me acogió en su casa mientras me daba destino. En dos semanas me nombró para Duvergé y delegado suyo en Cáritas- pastoral social de la diócesis, con sus distintas instituciones. Así que divido la semana de lunes a miércoles en Barahona y de jueves a Domingo en la parroquia de Duvergé. Un diácono, Neftalí Féliz, atendía la parroquia. El 19 de septiembre era ordenado sacerdote, el mismo día de mi 33 aniversario de sacerdote,  y fue nombrado vicario de Duvergé y responsable de la Pastoral Juvenil Diocesana. La costumbre con los recién ordenados es ponerlos junto a otro sacerdote más veterano y el obispo me pidió acompañarlo.
            La parroquia Ntra. Sra. del Carmen de Duvergé, tiene algunos grupos apostólicos:  grupo Vida(formado por mujeres profesionales), hermandad de Emaús de hombres y de mujeres, un grupo carismático,  dos ministros laicos colaboradores, una hermana consagrada, dirigiendo la escuela infantil y algunas pastorales funcionando. La parroquia tiene en su patio un colegio de inicial con bellos niños de 3 a 5 años, unos 130, que vienen en dos tandas, de 8 a 12 y después de las 2,00 hasta las 5,00 p.m.
            Dos sábados por mes tenemos escuela de teología para laicos, junto a la parroquia de Jimaní, fronteriza con Haití. También pertenece a la parroquia una Escuela Vocacional, administrada por militares, donde se imparten 15 cursos técnicos-profesionales para cientos de personas. Muchos jóvenes vienen de pueblos vecinos de la misma parroquia a recibir los cursos, por lo que hay que ayudarles en el transporte, pues los cursos son gratuitos. Un desafío que tenemos es ayudarles después a lograr conseguir algún empleo o emprender un pequeño negocio con lo que han aprendido.
La parroquia, además del pueblo de Duvergé, con unos 17.000 habitantes, tiene otras comunidades: dos municipios,  Cristobal con unos 6.000 habitantes, Mella con más de 2.000, otros con mil y pico habitantes, como La Colonia-Japón, Angostura-Proyecto, Vengan a Ver, Baitoa y Puerto Escondido. Las distancias no llegan a más de 30 minutos en vehículo, desde Duvergé,  pero sentimos la necesidad de trabajar pastoralmente en los pueblos que dependen de la parroquia, a los que apenas podemos asistir a celebrarles la misa. La presencia de evangélicos en muchas comunidades es mayoritaria, hay poca presencia de católicos formados en varios pueblos, con pocos niños y jóvenes en la comunidad cristiana, por falta de quienes los acompañen.
En Duvergé hay 11 comunidades-casa misión repartidas por los barrios del pueblo, de gente que ha ido envejeciendo en ellas, con fe firme, pero con poca renovación de personal.
Estamos fomentando los bautizos de adultos, la 1ª comunión de adultos que no lo habían hecho por no estar casados y ahora viven sin pareja, de matrimonios, que suelen llevar muchos años viviendo juntos. También en la pastoral juvenil preparamos a los jóvenes a recibir el bautismo, pues muchos no están bautizados. La misión evangelizadora está lenta, pero es una prioridad de la diócesis que tenemos que retomar, así como la formación permanente de los adultos

La diócesis de Barahona, desde sus pastorales sociales ha apoyado algunos proyectos de agricultores para producir aguacate, hortalizas, plátanos, en dos comunidades de la parroquia, producción de miel, a una cooperativa de mujeres y producción de peces (tilapias), en jaulas, en un embalse usado para el riego agrícola. Acabaron los fondos del proyecto, pero la iniciativa productiva sigue.
            En la Pastoral Social-Cáritas de la diócesis, en Barahona,  acompaño a las instituciones que trabajan, a su personal. Ahora los proyectos están escasos, con lo cual hemos tenido que prescindir de personal que ha trabajado por años ayudando a los pobres de la región, sobre todo en proyectos agrícolas, de salud y de reconstrucción después de los desastres naturales que nos afectan cíclicamente.
Nos preocupa mucho la situación de miles de retornados a Haití, en campamentos improvisados en la frontera, insalubres, sin agua, sin letrinas, sin comida, esperando la respuesta imposible de autoridades haitianas, que llevan aplazadas las elecciones  varios meses, sin solución aún.
A partir de julio termina el plazo de regularización de los inmigrantes haitianos y miles más tendrán que regresar a una tierra que no puede sostenerlos. En Duvergé me he acercado a ellos y les estoy brindando información y apoyo para su documentación, y la de los hijos que han tenido en este país que tengan posibilidad de conseguir acta de nacimiento(siempre que los padres estén legalmente). Algunos se están incorporando a las celebraciones de la parroquia. Desde Cáritas de Barahona estamos realizando encuentros con las cáritas haitianas de las diócesis vecinas de Puerto Príncipe y Jacmel, de cara a trabajar proyectos similares ante situaciones parecidas de nuestra gente. También realizamos talleres para ayudar a formar cáritas-pastoral social en aquellas parroquias que lo necesitan, o fortalecer los grupos que ya están trabajando.
La diócesis de Barahona ha cumplido 40 años de constituida y hemos celebrado algunos actos conmemorativos agradeciendo a Dios los 3 obispos, los muchos misioneros que han evangelizado en ella y tantos servicios sociales, educativos, agrícola, en comunicación que ha prestado a la región en estos años.
La región está esperando el arranque de grandes inversiones turísticas, que generen empleo, dinamicen la economía y ayuden a combatir la pobreza que hay.
Después de estas elecciones en mayo se esperan varias acciones de gran envergadura, aunque la gente se desanima, pues se dilatan mucho las promesas.
Seguimos acompañando esta diócesis y este pueblo sureño. Cada vez con más conciencia de las limitaciones en el trabajo de lo que nos gustaría y de lo que se puede hacer pero, como dice el papa Francisco, "el tiempo es más grande que el espacio", no todo se puede hacer de momento, sino poco a poco.
Bendiciones a todos y a todas
Antonio Fernández Rodríguez, R. Dominicana.