Providencialmente estoy en Mikondo, al sudeste de
Kinshasa, ahora estoy temporalmente por un servicio de mi congregación. Escribo
lo mejor que puedo, pero no sé si sabéis que tenemos un ambiente tremendo en
Kinshasa porque el presidente lleva más de 14 años en el poder y no quiere
convocar elecciones. Lunes y martes hemos tenido mucha violencia, con muertes y
lo que llaman: Ville morte; que no hay transporte, esta todo cerrado y es
peligroso salir. Hoy miércoles 21 parece que vuelve la calma....
“Dios se nos ha comunicado, se nos ha dado El mismo en
Jesús. Este amor sin límites le llevo al extremo de entregarse por nosotros en
la cruz, la locura de la cruz, la SALIDA
TOTAL DE SI MISMO por nosotros y por ser fiel al proyecto del Padre. Desde que
empecé a ser consciente de este amor incondicional de Dios a todos, sentí la
invitación a SALIR, a compartir este mensaje y esta experiencia... Dios se me
sigue revelando e invitando en aquellos que todavía no le conocen, en tantos
que viven situaciones de cruz, los crucificados actuales; quiero hacer vida las
palabras "AMOR CON AMOR SE PAGA". Y esto implica salir,
des-instalarme, acoger a los otros, los diferentes, especialmente los pobres,
los alejados, que tanto me han enseñado y que tanto me demandan también.
Van pasando los años y escucho la llamada renovada y se
hace una necesidad en mi dar una respuesta, consciente de que es muy pequeña en
comparación con las necesidades tan grandes, pero vivo también la alegría de la
SALIDA, que me hace libre y me hace pobre, por lo que puedo compartir y recibir
tanto.
Estoy ahorita en el sudeste de Kinshasa, en el barrio
Mikondo; precisamente los días 19 y 20 de septiembre hemos sufrido las consecuencias
de la represión de una marcha que expresaba el descontento popular. Ha habido
varios muertos y es triste ver a esta gente (normalmente muy alegre, a pesar de
su pobreza/ desconsolada y pensando que resulta casi inútil intentar luchar
contra la injusticia.
Lo mejor es que no vivo ni trabajo sola, sino en
comunidad, concretamente en esta comunidad vivimos 6 hermanas congoleñas, una
mexicana y una daimieleña. Unidas experimentamos el envío del Señor y unidas
intentamos sembrar su Palabra y su esperanza, desde este vivir en salida.
Precisamente en comunidad hemos tenido una tristeza
grande la semana pasada: la familia de una de nuestras hermanas venia hacia
Kinshasa, por el rio Congo, en una especie de
balsa que llaman balleniere, tuvieron un accidente y murieron varios
ahogados; no han podido encontrar a todos, pero cuando vieron por fin a algunos
y los pudieron sepultar, se sintieron relativamente consolados y en paz,
haciendo lo que podían por ellos. Tenemos tanto que aprender de su capacidad de
resistencia. Y qué decir a mis queridos
hermanos de la diócesis de Ciudad Real? Que también vosotros tengáis esta
experiencia de Dios Amor que ha salido a nuestro encuentro, que hagáis la
experiencia de SALIR, para compartir, para aprender, para dar la mano, en fin
para PAGAR AMOR CON AMOR;
Un abrazo cariñoso