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08/10/2019

LA TRANSFORMACIÓN EN EL CAMINO.

Eloisa Muela. Misionera laica en Honduras.
Jesús siempre está en "camino"
En general cuando comenzamos un camino es porque perseguimos una meta. Hay un principio, un recorrido y un final. El camino que Jesús nos invita a descubrir nos lleva a seguirlo toda la vida y además implica que durante el recorrido tenemos la oportunidad de ir construyendo y viviendo la meta, que es el Reino de Dios que comienza en la tierra.
    A lo largo del camino vamos aprendiendo a mirar, a escuchar y a compartir con los demás esta experiencia. Nadie es tan pobre que no pueda dar nada. 
     Cuando una persona comprueba que 

puede hacer algo por los demás y sale de su zona de confort para servir, entonces inicia el camino. Y cuanto más va ayudando a los demás, más va avanzando y más se va construyendo.  Decía Santa Teresa de Calcuta que ‘quién no vive para servir, no sirve para vivir’
     Hilda es profesora de la Escuela de ACOES Santa Teresa de Jesús, ubicada en la colonia Nueva Capital, una de las más vulnerables y empobrecidas de la periferia de Tegucigalpa (Honduras). Hilda vive cerca de la Escuela. Cada año, antes de comenzar el curso escolar, junto al resto de profesores/as, salen de sus casas, dejan a sus familias en días de vacaciones  y se organizan para visitar las casas de las familias más empobrecidas de la colonia. Buscan a los niños/as con mayores dificultades familiares, económicas, de aprendizaje; si tienen una diversidad funcional,  están en riesgo o con desnutrición o si viven en una infravivienda. En estos casos se  invita a los niños/as a venir a la escuela para aprender, comer, jugar y aprender a compartir y a amar. Al ir construyendo tu camino puedes ir mirando de otra forma, invitando a los demás a participar, a caminar juntos, a transformar el entorno mientras vamos andando. ¡Qué importante es hacer el camino acompañados!
     En este gesto de ‘principio de curso’, son muchos los niños/as, muchas familias las que encuentran ese ‘principio del camino’.
    A su vez, los niños/as que ya están en la escuela, invitan a los profesores/as a visitar nuevas casas de familias que ellos/as ven que están en condiciones muy difíciles y vulnerables. Por ejemplo Alex de 12 años, además de apoyar con el reforzamiento de matemáticas a los niños/as más pequeños, ha ayudado a varios vecinos suyos a formar parte de la escuela. De este modo, unos niños/as van acercando a otros a la escuela y van haciendo su camino a la vez que ayudan a que otros lo hagan.
     Cinthya tiene 19 años. Estudió en la Escuela Nocturna Santa Teresa de Jesús porque durante el día tenía que trabajar para ayudar a su madre y a sus hermanas pequeñas. Canasteaba verdura; es decir, que vendía verdura que compraba en el mercado en el centro y la llevaba en una canasta por las calles de la colonia para quién quisiese comprar.
     En el proyecto descubrió que tiene capacidad para estudiar y para ayudar. Está cursando 2º de Ingeniería en la Universidad por la tarde y por la mañana colabora en la escuela en la que estudió. Ayuda a los  niños/as con discapacidad y dificultades en el aprendizaje que asisten al Espacio Psicopedagógico. Además, junto a un equipo de gestión, apoyan para que se organicen 87 jóvenes estudiantes universitarios, antiguos alumnos/as de la escuela y jóvenes de zonas rurales que viven en las residencias para estudiantes (casas Populorum) que hay en las escuelas de ACOES en Tegucigalpa. Estos jóvenes se organizan para ayudar a los demás media jornada y estudiar la otra mitad del día. Cuando llegan contenedores de ayuda humanitaria, colabora repartiéndola entre los que más lo necesitan, viendo que muchas de las cosas que reparte y comparte también las necesitaría su familia. Ella sabe dónde está la mayor riqueza.
     Cuando crees (o te hacen creer) que eres pobre y que como no tienes dinero no puedes ayudar a los demás, que no puedes hacer nada por cambiar las cosas, cometes el gran error de centrar la principal causa de la pobreza en no tener dinero, en poseer bienes, en todo lo que tiene un valor material o social. Pero si compruebas que la riqueza no es tener bienes o prestigio, si no que es tener amor y dones que compartir con los demás, que tú eres valioso/a, que siempre puedes ayudar a otros y sobre todo que Dios te conoce muy bien y te quiere  tal y como eres; entonces, surge el cambio. El cambio que da comienzo al ‘camino’, ese bautismo en el mensaje de Jesús que nos hace salir de nosotros mismos y empezar a caminar, acompañando a muchas otras personas a las que podemos ayudar y hacer que empiecen también a transformarse.
     El Reino de Dios comienza en la tierra y construyendo nuestro propio camino ya vamos avanzando la meta. No hay que llegar al final para comenzar a ‘ganar’. Esa posibilidad ya está a nuestro alrededor, en los demás, aquí y ahora. Sólo tenemos que estar atentos para descubrirlo y vivirlo.  Compartir esta tarea invita a vivir.
‘Se hace camino al andar’