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16/10/2019

LLEGA "LA OPERACIÓN SALIDA".


Mª del Prado Fernández Martín. 
Misionera Comboniana.
¡Nunca te puedes imaginar los giros que da la vida! Cuando crees que estás en lo tuyo, en algo que te hace crecer humanamente, que estás en lo mejor de tu vida, dándote a tope, etc…nunca piensas que tendrás que frenar en seco y tomar otro camino.

He pasado casi toda mi vida misionera fuera de España… en África (RCA, Chad, Congo), en Europa (Suiza, Italia) y un breve período en Haití tras el terrible terremoto de 2010. He vivido algunos años en España, sí, pero pocos… Y cuando miro atrás me doy cuenta de que he disfrutado siempre de la misión, de las personas que encontré, de las relaciones y amistades establecidas y que duran hasta el día de hoy… Claro que también hubo momentos difíciles, ¡y fueron bastantes!, pero lo que guardo y atesoro en mi mente y mi corazón es lo positivo de todo.

Por circunstancias particulares tuve que dejar la misión y pararme aquí en España. Son ya casi tres años en los que he tenido que volver a aprender un montón de cosas que tenía olvidadas… expresiones de mi propia lengua que no recordaba o que son nuevas, modos y estilos de vida que a veces me chocan a mí misma… en fin un volver a empezar en una multiplicidad de situaciones y de cosas. Situaciones que pueden generar tensión, malestar… o bien pueden provocar que te rías de ti misma.

¿Y qué hace una misionera Comboniana fuera de su “hábitat” de la misión? ...Es una buena pregunta, ¿qué puede hacer?... pues fomentar la sensibilidad misionera allí por donde anda. Y en esas estoy.

En este tiempo he aprendido a manejar discretamente las redes sociales para poder pasar información sobre la misión, los misioneros… Actualmente soy la responsable del sector Animación Misionera en España a nivel de las misioneras Combonianas. Con otra compañera llevamos adelante también un sencillo boletín con el nombre de “Más Lejos” que difundimos entre gente conocida, familias y quienes nos siguen.

Como responsable de este sector mantengo además una comunicación fluida con las hermanas que están fuera de España e intento promocionar algunos de los proyectos que nos presentan para ayudarlas económicamente en lo que se puede.

Pero no puedo quedarme únicamente pensando a las Misioneras Combonianas. En Madrid hago parte del equipo de coordinadores de vicarías de la Delegación Diocesana de Misiones. Eso requiere tiempo y dedicación… encuentros en parroquias, actividades varias, idas y venidas…

Junto con otro misionero somos los coordinadores de misiones de la vicaría VIII en Madrid. Tenemos 57 parroquias en la vicaría. Es como una delegación de misiones, pero en Madrid capital y parte de la sierra norte. Las actividades son muy variadas: semanas misioneras, encuentros de formación, grupos misioneros, etc.

En España todos los Institutos Misioneros trabajamos juntos en lo que llamamos “Animación Misionera” de la Iglesia Local. Formamos el SCAM (Servicio Conjunto de Animación Misionera). También aquí doy una gran contribución en el terreno de redes sociales y de campañas misioneras. Estas campañas se suelen realizar fuera de Madrid. Durante 15 días o una semana nos desplazamos a la ciudad que nos solicita y allí nos movemos por los diferentes pueblos de la provincia y pasamos por parroquias, colegios, institutos etc. hablando siempre de la misión. Suelen ser campañas demoledoras… sin apenas tiempo para nada, siempre de un sitio para otro.

Pero en medio de tanta actividad hay una que a mí me gusta de un modo particular. Y es el voluntariado que realizo en “Karibu” una asociación que acoge a inmigrantes africanos en Madrid. Mi servicio es sencillo, pero me mantiene en contacto con la realidad africana. Muchos de ellos necesitan simplemente ser escuchados, ser acogidos con humanidad, y en ese terreno creo que puedo aportar mucho.

Realmente creo que las actividades que llevo adelante en Madrid están beneficiando no solo indirectamente, sino también muy directamente a la misión. Eso es un aliciente muy fuerte para seguir en la cotidianidad de cada día.

Muchas actividades y mucho movimiento para que la ilusión misionera no se apague en nuestros grupos y parroquias. Sabemos que la Iglesia existe para evangelizar y que el anuncio de Jesús es prioritario por encima de muchas otras cosas e iniciativas. Me doy cuenta, moviéndome por las diferentes ciudades en España, de que existe mucha ignorancia religiosa, de que mucha gente, joven o no tanto, no saben bien qué quiere decir la persona de Jesús. ¡Ahí está la misión!

Pero también me doy cuenta de que quizás nuestro mensaje, con sus métodos y sus estereotipos no ayudan demasiado a la misión. Estoy en mi país, después de mucho tiempo, y me doy cuenta de que el lenguaje que tenemos, nuestros estilos de ser, de vivir no encajan mucho con la realidad que vivimos, no solo aquí en España sino en el mundo. Eso es también, desde mi punto de vista, la misión: dejarse cuestionar, poner todo patas arriba, aceptar que no tenemos respuestas para todo, que lo más decisivo que puede existir en nuestras vidas misioneras es la inseguridad, el ir caminando sin saber bien hacia dónde nos va llevando el Espíritu…Eso genera como una especie de “vértigo” que hay que asumir como haciendo parte de la misión.

Por ello veo y experimento este tiempo como un momento particular de crecimiento tanto personal como de Iglesia. Puede ser una oportunidad única para dejar alguna rendija en nuestras seguridades por donde se cuele el Espíritu y pueda soplar otro aire nuevo, más fresco…Es momento de esperanza, de mirar nuestra realidad sin miedos, sin complejos. Descubramos la misión allí donde estemos, con la alegría que nos ofrece lo cotidiano, pero siempre en continuo cuestionamiento y discernimiento. Conocer, amar y vivir a Jesús requiere ser verdaderos con nosotros mismos, y ahí se juega la misión.