31/05/2022

CON ELLOS VAMOS TODOS.


Damián Diaz. Delegado de Misiones.

El misionero no es un francotirador, no actúa solo ni por su cuenta. El misionero, como su mismo nombre dice, es un “enviado”. Como Jesús fue enviado por el Padre, y así lo proclama repetidas veces él mismo, sobre todo en el evangelio de San Juan, ahora el misionero es enviado por la Iglesia, cuerpo de Cristo: “Como el Padre me ha enviado, así os envío yo” (Jn 20,21).

En consecuencia, tendremos que decir que todos somos misioneros: todos los cristianos, discípulos de Jesús, recibimos el encargo de continuar su Misión, la que a Él le encomendó el Padre: Anunciar el Evangelio a los pobres, liberar a los oprimidos, construir el Reino de Dios. Misión que muchos de nosotros ya realizamos siendo corresponsables de las tareas pastorales y evangelizadoras de la Iglesia en nuestro entorno.

Nos falta una última precisión. No hace mucho escuchábamos también: “Seréis mis testigos hasta los confines del mundo” (Hechos 1,8). Por eso la Iglesia envía a algunos de sus miembros como “misioneros ad gentes”. Y con ellos vamos todos. Eso supone ser misionero: Sentirse enviado por su Iglesia, y sentir que no va solo, sino que su Iglesia, sus hermanos, están con él.

El Día del Misionero Diocesano es una forma de hacer realidad esta corresponsabilidad misionera ad gentes, y de que nuestros 70 misioneros repartidos por todo el mundo, se sientan enviados y acompañados, apoyados por nuestra oración y respaldados por nuestra colaboración con ellos.

Lo sienten los misioneros a quienes hemos ayudado a construir una capilla, a comparar Biblias, a reparar los edificios donde realizan sus actividades pastorales. Lo sienten los misioneros a quienes hemos ayudado a reconstruir una cancha polideportiva para su colegio, a construir aulas para un colegio nuevo, a quienes hemos apoyado en su labor sanitaria en hospitales o dispensarios: Camerún, Benin, Malí, Bolivia, Ecuador, Rep. Dominicana, y muchos más… son los países donde ellos están compartiendo su vida con los hermanos, y donde también nosotros estamos con ellos realizando y respaldando su labor.

De todos nosotros, depende que continúe adelante esa Misión que el Señor a todos nos encomendó.