Mensaje de Papa Francisco en la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado.
«El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el
que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado» (Mc 9,37; cf.
Mt 18,5; Lc 9,48; Jn 13,20). Con estas palabras, los evangelistas recuerdan a
la comunidad cristiana una enseñanza de Jesús que apasiona y, a la vez,
compromete. Estas palabras en la dinámica de la acogida trazan el camino seguro
que conduce a Dios, partiendo de los más pequeños y pasando por el Salvador.
Precisamente la acogida es condición necesaria para que este itinerario se
concrete: Dios se ha hecho uno de nosotros, en Jesús se ha hecho niño y la
apertura a Dios en la fe, que alimenta la esperanza, se manifiesta en la
cercanía afectuosa hacia los más pequeños y débiles. La caridad, la fe y la
esperanza están involucradas en las obras de misericordia, tanto espirituales
como corporales, que hemos redescubierto durante el reciente Jubileo
extraordinario...."
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