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18/06/2013

"SOLAMENTE UNA VEZ AMÉ EN LA VIDA, SOLAMENTE UNA VEZ Y NADA MÁS..."

  Por Fermín Rodríguez Campoamor, S.J
Amo siempre al Señor con toda el alma. Amo siempre al Señor de corazón. Amo siempre a los hombres que son mis hermanos, y por ello con gusto mi vida daré"...

EN EL PERU (1953 A 2013...)
         Cuando llegó al Perú,  el joven Padre y novicio tenía 30 años. En Lima, en la misma casa de Miraflores en la que acaba de cumplir sus 90 años,  fue acogido para terminar el noviciado y completar su formación como jesuita  en la Casa de probación y Ejercicios Espirituales de San Estanislao de Miraflores (Lima) hasta el año 1956. El año 1957 se encuentra en Arequipa en el colegio de San José y finalmente el mismo año en Jaén, capital del Vicariato de San Francisco Javier del Marañón, como misionero junto con el P. Alfonso Arana, famoso párroco de Jaén a quien el pueblo ha dedicado una gran estatua en su avenida principal.
            Desde entonces su vida pastoral se puede dividir en dos etapas de trabajo desarrollado en zonas muy diferenciadas: una netamente rural dentro del Vicariato,  y otra urbana en Lima.
Son 55 años de su vida sacerdotal consagrados totalmente al nuevo país inmenso que ya no abandonará más que en dos precisas ocasiones: en enero de 1961 para hacer en Colombia su Tercera Probación, la última etapa de su formación jesuítica,  y con motivo del único viaje de pocas semanas que hizo a España cuya fecha, a sus 90 años,  no logra recordar. Ya no volvería más a la península y su Mancha cuya memoria se ha ido acrecentando en el afecto y la nostalgia pero confirmando su voluntad misionera de renuncia a su propia patria y terruño para entregarse a esta su nueva patria.

 1. MISIONERO EN EL VICARIATO S. FRANCISCO JAVIER DEL MARAÑÓN
              (de1957 a 1975) 18 años.
           El P. Antonio, desde joven seminarista, ha sentido una especial llamada vocacional de servicio pedagógico. Esta preocupación por la educación de los niños llena toda la vida del gran catequista que siempre ha querido ser y ha tenido su oportunidad de realizarse como tal caminando y caminando, las más de las veces a puro pie, de caserío en caserío, de escuela en escuela, de capilla en capilla.
           Así va a recorrer, año tras año, todo el Vicariato por caminos de sierra y bajando la cuenca del  Marañón adentrándose por la carretera de penetración en la Selva hasta Las Salinas y El Muyo a orillas del gran río donde van  a quedar importantes huellas de su  paso de misionero y educador.  Pero en El Muyo y en Las Salinas a orillas del Marañón se le recuerda, además, por
los centros educativos que allí fundó o ayudó a fundar: en el Muyo, la escuela de San José, dirigida actualmente por unas hermanas mejicanas, y la Escuela del Ave María, un antiguo cuartel militar que abandonó las armas y se convirtió, con su ayuda,  totalmente a la educación de los niños de Aramango en la paz y en la solidaridad entre niños mestizos e indígenas de comunidades próximas. Finalmente el Colegio de Santa Inés en Las Salinas es el centro escolar más importante fundado por el P. Antonio, cuyos alumnos de promoción hace dos años le eligieron como padrino y organizaron un viaje hasta Lima para conocer a su fundador.
          El P.Antonio, libre sin atadura ninguna, y pobre entre los pobres se definía como un párroco transeúnte haciendo parroquia en cada lugar que visitaba, evangelizaba, santificaba celebrando la eucaristía más otros sacramentos y catequizaba  con cantos y juegos a todo el pueblo, pero con especial entusiasmo a los niños siguiendo las orientaciones pedagógicas más populares de las Escuelas del Ave María fundadas en Granada por el P. Andrés Manjón (1846-1923) del que se declara devoto y repite con frecuencia su lema pedagógico: “enseñar jugando es aprender corriendo”.

2. OPERARIO EN LA CIUDAD DE LIMA (1976 a 2013...)
         Esta  segunda etapa de su vida sacerdotal y misionera en el Perú se puede dividir en 4 momentos:
        2.1.- En Huachipa (Villa Kostka Casa Ejercicios) (1976 a 1978). 3 años
        2.2.- En la Iglesia de San Pedro en Lima (1979 a  1997) 19 años.
        2,3.- En la parroquia de Fátima (1998 a 2003)  6 años
        2.4.- Se retira a la enfermería en Miraflores (2004 a 2013) 9 años…
No es fácil hacer un resumen de sus múltiples actividades pastorales como sacerdote a lo largo de su vida en el Perú en esta su segunda época pastoral. En los catálogos de la Provincia aparece siempre con esta denominación de “operario”, expresión eclesial clásica para designar a jesuitas entregados a tiempo completo a una labor pastoral generalmente desde nuestras residencias. En el catálogo de la Residencia de San Pedro el trabajo del P. Antonio se describe con el termino dicho al que se le añade: “visita enfermos en  dispensarios y clínicas” o también se dice de él “visita cárceles”.
          Pero la variedad de servicios y atenciones pastorales que prestaba con generosidad y de forma individualizada y casi siempre improvisada en la atención inmediata y anónima a cualquiera, la dirigió preferente, o acaso exclusivamente, a los sectores más populares, humildes y marginados de Lima mientras tuvo salud para poder hacerlo. Recuerda él, por ejemplo, con satisfacción, durante los años que fue capellán del  tan popular hospital “2 de Mayo”, su trato con las hermanas de Calcuta que recogían y atendían a vivos y semimuertos cerca del gran mercado de  La Parada, como una pequeña Calcuta peruana... Cuenta también cómo visitaba  diariamente los dispensarios antivenéreos del Callao y del 2 de Mayo en donde procuraba prestar alguna sencilla ayuda espiritual a mujeres marginadas que acudían de consulta a dichos centros. Las saludaba, les daba una estampa y hasta, a veces, rezaba con ellas alguna oración y las bendecía.

           Termino con un ejemplo muy suyo dentro del estilo de esta pedagogía catequética al que recurría habitualmente. Se  trata de una canción profana que él bautizó y cristianizó para transmitir cantando el mensaje más cristiano. La canción de hace bastante años decía: “Solamente una vez amé en la vida, solamente una vez y nada más”. El P. Briones, indignado ante ese egoísmo de un amor tan reducido a una sola persona, hizo su trasplante de corazón a los versos manteniendo la misma música hasta convertirla  en este otro cantar:
“Amo siempre al Señor
con todo el alma.
Amo siempre al Señor
de corazón.
Amo siempre a los hombres
Que son mis hermanos,
Y por ellos con gusto
Mi vida daré”
“Si uno canta de corazón esta letra en la hora de la muerte es un santo que entra directamente en el cielo. Pero si sólo canta la anterior letra, no es cristiano”. Así, con este comentario,  concluía el P.Antonio Pío su catequesis y continuaba tarareando la canción...

Lima, 5 de Mayo del 2013

Fermín Rodríguez Campoamor, S.J.
                                                                     Párroco de Chiriaco.
                                                                     Vicariato S.Francisco Javier del Marañón
                                                                     CHIRIACO (Imaza.Bagua.Amazonas) PERU