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19/06/2018

LA ALEGRÍA DE LA MISIÓN.


 Eloisa Muela. Misionera en Honduras. 

Creo que Dios tiene un ‘plan’ para cada uno/a de nosotros, adaptado y diferente según nuestras circunstancias, pero en el que todos somos llamados a construir juntos un mundo mejor en el que de verdad haya Justicia.  Dios nos da la fuerza para intentarlo y conseguirlo, y nos pone en el camino a personas que nos ayudan a realizar este plan.
Uno de estos planes es salir de la zona de confort en la que estamos y dar ese ‘salto’ de servir a los más pobres lejos de nuestro entorno, nuestra casa, amigos y familia. Es apasionante y gratificante, aunque no es fácil, este peregrinar continúo intentando poner en práctica en nuestra vida y transmitir a los demás la Buena Noticia del mensaje de Jesús.
La misión es una forma alegre, activa, reflexiva y muy creativa de vivir el Evangelio, por ejemplo, sirviendo a los que más lo necesitan, a los pobres entre los pobres; niños, niñas y adolescentes con diversidad funcional y/o barreras en la participación y el aprendizaje en zonas empobrecidas de la periferia de Tegucigalpa y zonas rurales de etnia lenca, en Honduras, en donde Dios me ha puesto desde hace cinco años.
El proyecto en el que colaboro intenta acompañarles a todos estos niños y jóvenes en este proceso de desarrollo integral a través de un programa de educación inclusiva de calidad en escuelas y centros infantiles, implicando a todos los agentes que participan en los procesos de aprendizaje (familias, profesores/as, jóvenes colaboradores, organizaciones, instituciones…).
Esto es parte del trabajo que realizamos en Honduras en el proyecto del Padre Patricio Larrosa (sacerdote misionero de la Diócesis de Guadix que lleva 26 años en Honduras) y del Padre Álvaro Ramos (sacerdote misionero de la Diócesis de Tegucigalpa que lleva 5 años en Honduras.), en el que también colaboran Concepción y Lourdes Vega, misioneras laicas de Granada desde la parroquia Santa Teresa de Calcuta en la Arquidiócesis de Tegucigalpa. 
ALEGRE.- La alegría es una característica fundamental para entender y enfrentar cada día, cada situación, cada encuentro.
En el proyecto es vital la actitud de los niños y niñas, siempre alegres, ansiosos por aprender, por mejorar, por avanzar, por dar y recibir cariño, por tener delante cada día un plato de comida, por cada sonrisa y momentos cómplices compartidos.
También es vital la actitud alegre de los jóvenes colaboradores. Alumnos y alumnas de las escuelas que estudian durante la jornada de la mañana y colaboran de forma voluntaria por la tarde (o viceversa), jóvenes de Bachillerato y de Universidad que estudian y a la vez colaboran atendiendo a los niños y niñas y gestionando el proyecto. Niños y jóvenes con muchas ganas de ayudar y de mejorar el mundo, que teniendo aparentemente poco, comparten con alegría los dones que tienen, lo que han recibido, sus ilusiones, su amor y su tiempo. 60 jóvenes que comparten su vida con  los que más lo necesitan, aún sabiendo que ellos tienen muchas necesidades.
ACTIVA.- No sólo hay que saber escuchar el Plan de Dios para cada uno…luego hay que saber y poder decir ‘Si' y comenzar la acción. Seguir el Evangelio implica asumir los problemas que van a aparecer al actuar siguiendo el mensaje de Jesús, que no siempre corresponde con las normas establecidas. Acompañar en el camino a las personas con grandes problemas, necesidades y dificultades, implica que tú también los vas a tener, y que gran parte de la actividad va a consistir en intentar darles una respuesta y también en dotar de herramientas a las personas para que puedan resolverlos…entender que una vez que comienzas a andar, vas a seguir caminando, tropezando y levantándote, a veces más rápido o más lento, en línea recta o en zig-zag, pero siempre en movimiento.
Actualmente el proyecto atiende a más 600 niños, niñas y adolescentes de los 4.700 que asisten diariamente a las 4 Escuelas  y 2 Centros Infantiles del proyecto en zonas empobrecidas de la periferia de Tegucigalpa. Existen 6 Espacios Psicopedagógicos en la zona urbana. Un 20% de los alumnos/as presentan algún tipo de diversidad funcional  o discapacidad y el resto presenta diversidad específica en sus procesos de aprendizaje. Es decir, un desorden en uno o más de los procesos psicológicos básicos involucrados en la comprensión o uso del lenguaje, oral o escrito, que puede manifestarse en la habilidad imperfecta para escuchar, pensar, hablar, leer, escribir, deletrear o hacer cálculos matemáticos, incluyendo condiciones tales como las discapacidades perceptuales, lesión cerebral, disfunción general mínima, dislexia y afasia del desarrollo.
Además, estas niñas, niños y adolescentes tienen otras variables que dificultan sus procesos de aprendizaje como es la desnutrición o malnutrición, las situaciones emocionales tan difíciles a las que se enfrentan desde pequeños, la poca cantidad y calidad de horas de descanso y sueño, la falta de procesos de estimulación temprana, etc.
En la zona rural el paisaje educativo es similar pero presenta diferentes desafíos. Existen dos Espacios Psicopedagógicos y dos Aulas de Estimulación, éstas dedicadas exclusivamente a niños, niñas y adolescentes con discapacidad que han quedado excluidos del sistema educativo formal y con los que se desarrollan programas diferentes de estimulación y de preparación para la vida independiente. Allí se atienden más de 300 niños y niñas, prácticamente el 80% de los alumnos/as de los centros infantiles y escuelas públicas de las comunidades rurales en las que trabajamos, necesitan asistir al espacio psicopedagógico.
REFLEXIVA.- Hay que hacer las cosas con mucho amor, y hay que hacerlas muy bien. La calidad del trabajo realizado tanto a nivel humano como técnico no es impensable en los proyectos desarrollados en comunidades tan empobrecidas. Todo lo contrario, de otra forma no se puede abordar un proyecto.
La oración es clave para manejar estas situaciones, estos tiempos, estos problemas y dificultades, y sobre todo para ser agradecidos y valorar todos los logros conseguidos en equipo. Cada día, cada instante suceden milagros que hay que saber mirar, escuchar y sentir, y que dan sentido a muchas realidades difíciles de gestionar desde la ‘lógica’ adquirida durante muchos años de aprendizaje nuestro…ahora toca seguir aprendiendo, pero también ‘desaprendiendo’…por eso hay que dedicar tiempo para la oración, para repasar desde el Evangelio el día, las situaciones, nuestras acciones o nuestras ‘parálisis’, y para visualizar las siguientes etapas.
Los miembros de los equipos de los Espacios Psicopedagógicos y Aulas de Estimulación están en constante formación para atender de la mejor manera a los niños y niñas, así como para apoyar a sus familias y a los docentes. Las reuniones y revisiones internas que realizamos todos, nos ayudan a detectar las fortalezas y debilidades y poder así seguir creciendo como equipo y como personas. Aprender a realizar autoevaluaciones, a tomar decisiones y fomentar la capacidad de liderazgo entre los jóvenes colaboradores es muy importante.
Tanto los niños y niñas que asisten a los Espacios, como los jóvenes colaboradores son ‘proyecto’ y como tal, tienen que seguir creciendo y formándose; cuánto más se aprende más y mejor se puede servir.
Es clave en proyecto el apoyo de las educadoras y de los profesores y profesoras de las Escuelas y Centros Infantiles. Más de 140 participan en el proyecto realizando capacitaciones, formaciones periódicas y colaborando con los planes de trabajo y adaptaciones curriculares, además de todas las actividades que se proponen desde los Espacios Psicopedagógicos y desde las Aulas de Estimulación.
CREATIVA.- Tenemos una actitud alegre, damos el ‘Si’ para comenzar a actuar,  destinamos tiempo a la oración y a la reflexión… y ahora, ¿cómo mezclamos todo? Llegamos a la parte más bonita de la misión: la creatividad en la vida diaria.
Cada día va a ser diferente, cada situación, cada instante. En todo momento hay que estar tomando decisiones para facilitar y si es posible resolver conflictos que se pueden presentar. También hay que estar despierto/a en todo momento para disfrutar de los logros y saber mirar, escuchar, sentir e interpretar los milagros que suceden a nuestro alrededor.
En este estado de ‘alerta positiva constante’ se desarrollan innumerables procesos creativos que nos permiten conjugar todas estas variables de alegría, acción y reflexión, para  convivir con el medio y sin desorientarnos dar las mejores respuestas posibles, flexibles y adaptadas a cada situación en la que nos encontramos.
Cada Espacio Psicopedagógico consta de diversos programas como Estimulación, Proceso Madurativo, Aprendizaje Funcional y Vida Independiente. La diversidad en los problemas de aprendizaje hace que desde el proyecto de Educación Inclusiva se investigue con ocho variables que afectan a estos procesos. Una de ellas es el Espacio Psicopedagógico, pero además hay otras: nutrición, diversidad visual y auditiva, psicomotricidad, lenguaje, emocional, descanso y accesibilidad básica. Hay niños y niñas que su aprendizaje se ve dificultado por una o dos variables, otros por cuatro o cinco y algunos por las ocho. Con estas evaluaciones y con las entrevistas familiares a de los docentes, se elaboran los planes de trabajo o adaptaciones curriculares que son el instrumento con el que comenzamos a trabajar. Constan de numerosas dinámicas, variadas y personalizadas en las que predomina la estimulación sensorial como parte fundamental del proceso de aprendizaje.
Los jóvenes colaboradores van también comenzando a trabajar y a pensar de esta forma y a reconocer las sinergias que se pueden generar para conseguir los objetivos. Algunos de ellos intentan aportar proyectos similares al proyecto en el que colaboran, en sus comunidades. Se convierten así en agentes de desarrollo local, haciendo realidad ese cambio y ‘salto de calidad’ humana y técnica en los proyectos que promueven y que entre todos apoyamos.
¿Cómo no se va a ayudar y acompañar a personas que sin tener apenas nada quieren ayudar a otros que más lo necesitan? Hay que hacerlo, con la mayor alegría posible, actuando de la mejor forma que sepamos, reflexionando y fortaleciendo la iniciativa a través de la oración, para hacerla real y sostenible de la manera más creativa posible.
Esta es una bonita misión: Estar ahí, con la gente que más lo necesita, más pobre, acompañarles, aprender y desaprender, generar proyectos sostenibles con y para ellos, ayudarles a crecer, a enfrentar y a resolver problemas; descubrir, aceptar y poner en marcha el ‘plan’ de Dios para nosotros, en definitiva, vivir con alegría el Evangelio para construir un mundo más justo. El Evangelio, Jesús,  sigue siendo la luz potente que indica el camino del servicio a los más necesitados para resolver los graves problemas del mundo, luz que llena el corazón de alegría y esperanza.