Gracias porque nos habéis enseñado a los
adultos cómo ser misioneros.
Gracias porque habéis demostrado que en
vuestras manos está el futuro de Infancia Misionera.
Gracias porque, con vuestras
oraciones y donativos para los niños más necesitados del mundo, nos habéis
hecho sentir que otro mundo es posible.
Gracias porque, de la mano de Jesús,
formáis una gran red de solidaridad que cambia el mundo.