Damián Diaz Ortiz. Director diocesano de OMP.
El mes de octubre nos
trae cada año una cita especial con las Misiones.
Sin olvidar que, como
nos repite el magisterio de la Iglesia, la
Misión Ad Gentes es la tarea fundamental y el paradigma de toda la actividad
evangelizadora de la Iglesia, sabemos que el DOMUND es un momento
importante:
· Para recordar a toda la sociedad lo que los cristianos
estamos haciendo por todo el mundo con las tareas evangelizadoras y
humanitarias de los misioneros.
· Para recordar a la comunidad cristiana que cada uno de
nosotros estamos llamados a participar en esa misión universal.
· Y especialmente para los llamados diócesis o territorios
de misión, porque su economía y su actividad pastoral y social dependen en gran
medida de las ayudas que les llegan a través del Fondo Universal de Solidaridad
donde se reúne la colecta del Domund realizada por todo el mundo.
Por eso, las
necesidades creadas en nuestro entorno por la COVID-19 no debe frenar nuestro
impulso misionero. Al contrario, sabemos que esta pandemia, como todos los
males, donde especialmente se ceba es en los países más empobrecidos, que casi
siempre coinciden con los lugares donde están los misioneros compartiendo su
vida, el evangelio y nuestra solidaridad con aquellos hermanos.
Ellos han respondido,
nos dice el lema del Domund de este año, como Isaías en su momento, a la
llamada de Dios: “Aquí estoy, envíame”. Que no les falte el apoyo de nuestra
oración y nuestra solidaridad económica.