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14/10/2020

MEMORIAS DEL CONFINAMIENTO. GUATEMALA. PEDRO


MISIÓN EN TIEMPO DE PANDEMIA

EL HAMBRE-VIRUS

Pedro Jaramillo Rivas (Guatemala)

Cuando el conocido refrán: “a perro flaco, todas son pulgas”… “trabaja” con personas tan cercanas y queridas, duele el alma.. Y así ha sido con la pandemia en una gran parte de estos barrios periféricos de la Parroquia de San Juan de la Cruz en la que desarrollo la misión.

         Rápidamente nos dimos cuenta que el coronavirus era muy grave, no sólo sanitaria sino también socialmente. Y que se nos iba a convertir en lo que rápidamente se convirtió: en hambre-virus. El equipo misionero de la parroquia estaba ya realizando una misión que llamamos “samaritana” por su propósito: ante todo, mostrar que “si no amamos al hermano a quien vemos, no podemos decir que amamos a Dios a quien no vemos”.

         Fue éste el equipo base para una “ampliación” rápida de los objetivos samaritanos de nuestra misión. Nos dimos dos momentos: CORAZÓN Y OJOS/ CORAZÓN Y MANOS. En el primero, 15 días para “ver la realidad” de la FLAQUEZA de nuestra gente. Bajó el equipo hasta los hondones más profundos de nuestros barrancos para VER: ancianos, mamás solteras, familias de trabajos informales que habían perdido las oportunidades (vendedores/as ambulantes; las de puestecitos por las calles, los conductores y ayudantes de autobuses – que aún no están en funcionamiento- , los que tenían algún trabajo formal, pero cerraron la empresa en que trabajaban…)… Y LOS OJOS funcionaron bien: 260 familias en la zona del hambre severa o ya en su umbral…: habían sido vistas con el corazón.

         Había que ponerse MANOS a la obra. Y ¡vaya que nos pusimos! El mismo corazón que vio se puso a funcionar para actuar. Con el mismo amor y la misma cercanía. Semanalmente (¡no sé cómo se las arreglan para hacerlo!) el reparto de las bolsas de víveres para las familias que fueron “vistas con el corazón” – los ojos - y ahora “con el corazón son atendidas” – las manos – y los pies. “Dichosos esos pies”, porque la ayuda no es anónima…: nos propusimos una misión “en bajada” y fruto de esa bajada es la cercanía, la escucha, el consuelo en directo… ¡Y la cosa va para largo! Más duradera será así esta “catequesis desde la acción” que a todos nos está enseñando a amar más a Dios a quien no vemos, porque estamos amando más al hermano a quien vemos.

         Es verdad que todos hemos echado en falta “la celebración”, pero ha sido una oportunidad para “re-equilibrar”, de una manera ostensible, una pastoral, también por aquí menguada de ejercicio de la caridad y promoción de la justicia. Se está ensanchando la fraternidad, a nivel local, en la línea que propone el Papa en Fratelli Tutti, con la esperanza de sumarla a la fraternidad universal, de cuyas exigencias mundiales, deberíamos salir beneficiados para que las pulgas no siguieran buscando nuestra flaqueza.

         Desde estas tierras hermanas, un abrazo universal y solidario para todos.