MISIÓN EN TIEMPO DE PANDEMIA
EL HAMBRE-VIRUS
Pedro
Jaramillo Rivas (Guatemala)
Cuando el conocido refrán: “a perro flaco, todas son
pulgas”… “trabaja” con personas tan cercanas y queridas, duele el alma.. Y así
ha sido con la pandemia en una gran parte de estos barrios periféricos de la
Parroquia de San Juan de la Cruz en la que desarrollo la misión.
Rápidamente
nos dimos cuenta que el coronavirus era muy grave, no sólo sanitaria sino
también socialmente. Y que se nos iba a convertir en lo que rápidamente se
convirtió: en hambre-virus. El equipo misionero de la parroquia estaba ya
realizando una misión que llamamos “samaritana” por su propósito: ante todo,
mostrar que “si no amamos al hermano a quien vemos, no podemos decir que amamos
a Dios a quien no vemos”.
Fue éste
el equipo base para una “ampliación” rápida de los objetivos samaritanos de
nuestra misión. Nos dimos dos momentos: CORAZÓN Y OJOS/ CORAZÓN Y MANOS. En el
primero, 15 días para “ver la realidad” de la FLAQUEZA de nuestra gente. Bajó
el equipo hasta los hondones más profundos de nuestros barrancos para VER:
ancianos, mamás solteras, familias de trabajos informales que habían perdido
las oportunidades (vendedores/as ambulantes; las de puestecitos por las calles,
los conductores y ayudantes de autobuses – que aún no están en funcionamiento-
, los que tenían algún trabajo formal, pero cerraron la empresa en que
trabajaban…)… Y LOS OJOS funcionaron bien: 260 familias en la zona del hambre
severa o ya en su umbral…: habían sido vistas con el corazón.
Había
que ponerse MANOS a la obra. Y ¡vaya que nos pusimos! El mismo corazón que vio
se puso a funcionar para actuar. Con el mismo amor y la misma cercanía.
Semanalmente (¡no sé cómo se las arreglan para hacerlo!) el reparto de las
bolsas de víveres para las familias que fueron “vistas con el corazón” – los
ojos - y ahora “con el corazón son atendidas” – las manos – y los pies.
“Dichosos esos pies”, porque la ayuda no es anónima…: nos propusimos una misión
“en bajada” y fruto de esa bajada es la cercanía, la escucha, el consuelo en
directo… ¡Y la cosa va para largo! Más duradera será así esta “catequesis desde
la acción” que a todos nos está enseñando a amar más a Dios a quien no vemos, porque
estamos amando más al hermano a quien vemos.
Es
verdad que todos hemos echado en falta “la celebración”, pero ha sido una
oportunidad para “re-equilibrar”, de una manera ostensible, una pastoral,
también por aquí menguada de ejercicio de la caridad y promoción de la justicia.
Se está ensanchando la fraternidad, a nivel local, en la línea que propone el
Papa en Fratelli Tutti, con la esperanza de sumarla a la fraternidad universal,
de cuyas exigencias mundiales, deberíamos salir beneficiados para que las
pulgas no siguieran buscando nuestra flaqueza.
Desde
estas tierras hermanas, un abrazo universal y solidario para todos.